El estado actual de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia no da motivos para esperar su recuperación a corto plazo y la conclusión de nuevos acuerdos en el ámbito del control de armas, dijo a TASS el decano y profesor de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales Austin W. Marxe, David Birdsell.
Las relaciones bilaterales «están claramente en un punto bajo. Los tratados están expirando sin perspectivas de renovación a corto plazo, el gobierno de Estados Unidos sigue tomando medidas contra personas cercanas al presidente [Vladimir] Putin (como ha visto en informes recientes, Rusia está lejos de estar sola en este asunto; el presidente Trump ya ha sancionado aproximadamente a tantas personas en todo el mundo como lo hicieron el presidente Obama y el presidente Bush en sus cuatro mandatos combinados)», dice el experto.
Además, «la comunidad de inteligencia de EE.UU. es unánime en su creencia de que Rusia continúa interfiriendo en la política interna de EE.UU., en gran parte, aunque no exclusivamente, a través de la manipulación de las redes sociales y de los periodistas independientes. El “Nord Stream 2” [gasoducto] es una fuente de tensión entre los aliados de EE.UU. y Rusia, al igual que el conflicto en curso en el este de Ucrania, y las supuestas recompensas ofrecidas a los talibanes [prohibidos en Rusia] para matar soldados estadounidenses en Afganistán», señaló Birdsell.
«Estos factores, junto con la participación de la campaña de Trump en el 2016 con Rusia, por inocente que sea, han hecho imposible que el presidente Trump gire hacia relaciones más cálidas con Rusia, un objetivo a menudo declarado de su campaña anterior, reafirmado repetidamente en los primeros dos años de su presidencia», dice el profesor.
Es dudoso que Rusia emprenda iniciativas importantes para cambiar la situación en el nivel actual de las relaciones bilaterales, agregó el experto.