Estados Unidos vive las elecciones más costosas de la historia


Estados Unidos vive las elecciones más costosas de su historia, con gastos que superan hoy los 14 mil millones de dólares, según cálculos de la organización Center for Responsive Politics.

Actos de campaña y anuncios son los principales responsables de esas cifras astronómicas, que están por encima de las estimaciones previas de la organización de 11 mil millones de dólares.

También lo incrementó el influjo de donaciones en los últimos meses de campaña, especialmente por la polarización provocada por la confirmación de la jueza conservadora del Tribunal Supremo Amy Coney Barrett, que contravino la tradición de no abordar este proceso durante la época electoral.

‘Incluso en medio de la pandemia, todo el mundo está donando más en 2020, desde personas normales hasta los billonarios que firman cheques de ocho ceros a Super PAC (comités de acción política con normas y límites de fondos distintos a los partidos políticos)’, indicó la organización en un comunicado.

El demócrata Joe Biden lleva la delantera en dinero reunido por su equipo de campaña, mientras el presidente Donald Trump se estancó desde julio.

Según la Comisión Federal de Elecciones, Biden captó casi mil millones de dólares directamente de individuos (excluyendo otras aportaciones, como las de grupos de interés y empresarios).

El mandatario, por su parte, logró sumar poco más de 600 millones de dólares.

La fuente de estos recursos dibujan de perfil a las bases electorales de cada candidato.

‘Hace 10 años, hablar de un candidato presidencial con mil millones de dólares era algo difícil de imaginar. Este año probablemente veremos dos’, indicó la directora ejecutiva de Center for Responsive Politics, Sheila Krumholz.

El aumento en las aportaciones de fondos para la campaña de Biden muestra un panorama particular en el que los pequeños grupos de acción le apoyan desde que resultó elegido como el candidato del Partido Demócrata a la presidencia.

Los momentos clave para aumentar sus recursos, según un seguimiento del periódico The New York Times, fueron el anuncio de que la senadora Kamala Harris sería su compañera como candidata a la vicepresidencia. Ese día consiguió 12,7 millones de dólares el día del cierre de la Convención Nacional Demócrata en agosto; cuando la actriz Julia Louis-Dreyfus pidió a la audiencia ‘cooperar’ para la campaña acumuló 13,6 millones, y en septiembre, un día después de la muerte de la juez del Supremo Ruth Bader Ginsburg, la campaña obtuvo 71 millones.

De acuerdo con el Center for Responsive Politics, ese crecimiento sostenido se explica por el respaldo de personas que donan más de 200 dólares a su campaña.

Sin embargo, el demócrata también ha contado con el apoyo de los millonarios: el caso más representativo ha sido el del neoyorkino Michael Bloomberg, quien abrió la chequera en septiembre y entregó 100 millones de dólares a los demócratas para gastar en anuncios en Florida, uno de los estados clave en los comicios del próximo 3 de noviembre.

Trump, en cambio, apenas mantuvo un ritmo sostenido: desde agosto fue descendiendo.

Su equipo de recaudación se conocía en 2016 como la Estrella de la Muerte –en referencia a la nave de la franquicia Star Wars– y llegó a gastar tanto dinero que el Partido Republicano envió una advertencia a la campaña del magnate.

‘Recaudaría un billón de dólares en un día si quisiera. Pero no quiero hacer eso’, dijo, alarmado por el crecimiento en las donaciones para su oponente.

Según The Wall Street Journal, las grandes compañías se han mantenido al margen en sus aportaciones a las campañas, ante el temor de que un triunfo de los demócratas en el Congreso complique el avance de iniciativas legislativas que les afectan.

También Trump ha perdido el empuje financiero de los republicanos con estudios universitarios.

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