, El presidente de Venezuela denuncia el “ataque terrorista” contra una refinería y asegura que su país enfrenta una conspiración permanente avalada por EE.UU.
En una conferencia de prensa, Nicolás Maduro ha denunciado este miércoles que Venezuela sigue siendo blanco de ataques para desestabilizar su Gobierno. En este sentido, ha puntualizado que la refinería de Amuay, en el estado Falcón, fue atacada el martes con “un arma larga poderosa” para provocar una explosión.
“Derribaron una torre con un nivel de espesor en sus aceros superior a un tanque de guerra. Fue un ataque terrorista. Venezuela enfrenta una situación de complot permanente contra nuestra industria petrolera, refinerías, sistema eléctrico. No tenemos una oposición sino una conspiración permanente, avalada por EE.UU. y con la complicidad de varios Gobiernos de Europa, porque, para ellos, hay terrorismo bueno y terrorismo malo”, ha fustigado Maduro desde el Palacio de Miraflores (sede presidencial) en una presentación ante periodistas de varios países.
Otro asunto abordado por el mandatario chavista ha sido la fuga del cabecilla opositor Leopoldo López, desde Venezuela a España.
“Todos deben recordar que Leopoldo López, hoy prófugo de la justicia, fue el cabecilla de un intento de golpe de Estado a través de la violencia masiva de los primeros meses de 2014 (…) mantuvo una guarimba por tres meses, existieron más de 40 muertos, 1000 heridos, personas que perdieron extremidades”, ha recordado el gobernante legítimo de Venezuela.
A continuación, el jefe de Estado ha reprochado al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, por acoger en su país a López, con quien se reunió el martes en Madrid (capital española).
“Pedro Sánchez, siempre cometes errores con Venezuela”, ha lamentado Maduro, para luego remarcar que, con su recibimiento a López, Madrid desprecia y subestima la realidad venezolana.
López llegó a España el pasado domingo, luego de salir, un día antes de la Embajada de ese país en Caracas (capital venezolana), donde se encontraba desde abril de 2019, luego de participar en el fallido intento de golpe de Estado en Venezuela.
Antes de refugiarse en esa sede diplomática, violó el arresto domiciliario que cumplía, por la condena de 15 años de prisión por delitos de instigación pública, asociación para delinquir, y daños e incendios durante hechos de violencia desatados durante una manifestación opositora en febrero de 2014, que dejó un saldo de 43 muertos.