El nuevo gobierno serbio fue designado el miércoles, cuatro meses después de las elecciones parlamentarias de finales de junio. El Partido Socialista pro ruso perdió sus escaños clave. Muchos expertos serbios ven esta reorganización ministerial como una señal de que la política exterior de Serbia se está desplazando hacia Occidente.
Por primera vez en los últimos 12 años, el líder del partido, Ivica Dacic, quien se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores durante muchos años, no tendrá un cargo en el gobierno. El nuevo máximo diplomático será Nikola Selakovic, a quien se considera la mano derecha del presidente Aleksandar Vucic. Vucic considera que la membresía de Serbia en la UE es su prioridad y últimamente ha estado promoviendo activamente la idea de acercamiento con los Estados Unidos, escribe Kommersant. El ministro de Energía serbio, Aleksandar Antic, que tenía estrechos vínculos con Moscú, fue reemplazado por Zorana Mihajlovic, una política pro occidental. Serbia también tendrá un nuevo ministro de Defensa. Aleksandar Vulin, el líder del Movimiento de Socialistas, quien fue honrado por el jefe del Servicio Federal de Seguridad-FSB de Rusia por su contribución a la cooperación militar y técnica, será sucedido por Nebojsa Stefanovic, quien cuenta con el apoyo de Estados Unidos.
«Obviamente, la influencia de Moscú en el nuevo gobierno se está debilitando», dijo el director del grupo de expertos CeSID, con sede en Belgrado, Bojan Klacar. «El nuevo gabinete perdió a Ivica Dacic, un fuerte actor pro-ruso. Moscú no estará feliz con eso», dijo el analista político Cvijetin Milivojevic.
«El cambio de escaños clave en el gobierno serbio, es decir, en el Ministerio de Energía, y que no fueron otorgados a políticos pro rusos dice mucho», dijo al periódico una fuente de Belgrado cercana a las estructuras de poder. «Las relaciones entre Serbia y Rusia no son las mismas que hace un par de años».
En particular, a principios de septiembre, el presidente serbio firmó un acuerdo en Washington sobre la normalización económica de Kosovo. Su implementación, según los expertos balcánicos, podría desencadenar graves consecuencias geopolíticas, aflojando la dependencia de Serbia del gas ruso.