El diálogo entre Armenia y Azerbaiyán solo puede resultar fructífero si tanto Ereván como Bakú hacen ciertas concesiones, dijeron los expertos entrevistados por Izvestia. Ambos líderes señalaron el 19 de octubre que estaban listos para sostener conversaciones en Moscú. Según el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, Moscú está en contacto con las partes en el conflicto en relación con el establecimiento de grupos de verificación del alto el fuego en Nagorno-Karabaj. Sin embargo, los politólogos señalan que una tregua se convertirá en realidad solo después de que se estabilice la situación en el frente.
Armenia y Azerbaiyán deben crear un grupo de trabajo para la resolución del conflicto, que debe incluir a los ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de los dos países, así como a representantes de Nagorno-Karabaj, dijo al periódico el Primer Vicepresidente del Comité de Asuntos de la Duma Estatal de la CEI, Integración Euroasiática y Relaciones con los compatriotas, Viktor Vodolatsky.
«Tal enfoque permitirá discutir la situación en varios niveles», explicó el legislador. «Sin embargo, ningún mecanismo será efectivo hasta que los observadores de terceros países ingresen a la región», agregó.
Según el politólogo Denis Denisov, la creación de un grupo de trabajo y las conversaciones entre los ministros de defensa de Armenia y Azerbaiyán tendrán poco impacto en la situación.
«Hasta ahora, tanto Ereván como Bakú tienen una fuerte desconfianza el uno del otro, ya que creen que la otra parte busca usar las negociaciones como un respiro para rearmarse o prolongar la conversación mientras continúan luchando para ganar una posición más ventajosa», señaló el experto.
El subdirector del Instituto de Países de la CEI, Vladimir Yevseyev, cree que todas las iniciativas de alto el fuego seguirán fracasando hasta que se estabilice la situación en el frente sur. Hasta entonces, no debería esperarse que los dos jefes de estado se reúnan. Yevseyev también enfatizó que una vez que se estabilicen las líneas del frente, será más fácil para Bakú y Ereván aceptar el despliegue de observadores y fuerzas de paz en la región.