El presidente de México, Andrés Manuel López Obrado, ha catalogado de “narcogobiernos” los periodos en los que algunos de sus antecesores dirigieron el país.
Tras las detenciones en Estados Unidos de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública en el Ejecutivo de Felipe Calderón, y del general Salvador Cienfuegos, exsecretario de Defensa Nacional (Sedena) en el Gobierno de Enrique Peña Nieto, López Obrador dijo que los referidos hechos evidencian cómo los corruptos estaban en el poder y al servicio de las mafias.
“Si no se habla de un narco Estado, sí se podría hablar de un narcogobierno y sin duda, de un Gobierno mafioso”, expresó el sábado el presidente mexicano durante una conferencia de prensa en el Palacio Nacional.
El mandatario manifestó también que era una “vergüenza” para el país los arrestos de García Luna y Cienfuego, pero pidió “que nadie se equivoque, porque así no son la mayoría de los mexicanos”.
Asimismo, tachó de “un hecho muy lamentable” que Cienfuegos fuera aprehendido por vínculos con el narcotráfico y reiteró que su detención era un signo de la descomposición de los regímenes liberales.
Explicó que no habían abierto investigaciones en contra del extitular de Defensa en México porque “no había ninguna denuncia”. “Nosotros no encubrimos a nadie, no le damos impunidad a nadie; yo me debo al pueblo. Mi amor es el pueblo de México y no le voy a fallar”, aseveró.
“Si un familiar mío comete un delito, tiene que ser castigado; cualquier seguidor público. Yo no llegué a la Presidencia con el apoyo de los grupos de intereses creados. Yo llegué a la Presidencia por el pueblo”, indicó, mientras pidió esperar a los procesos legales que se desarrollan en Estados Unidos en contra de los aludidos detenidos.