Negociaciones post-Brexit entre Reino Unido y la Unión Europea en terapia intensiva


Las pláticas entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) sobre un acuerdo comercial post-Brexit penden hoy de un hilo, tras recientes acusaciones mutuas de inflexibilidad, y nuevas amenazas del primer ministro británico Boris Johnson.

Según el gobernante conservador británico, a menos que el bloque ponga fin a sus exigencias sobre las cuotas pesqueras y las reglas para evitar la competencia desleal, no tendrá sentido seguir con las negociaciones.

En lo que nosotros concierne, las conversaciones están terminadas, aseveró la víspera un vocero del gobierno británico, pocas horas después de que el primer ministro anunciara en televisión que el Reino Unido debía prepararse para un divorcio en malos términos con la UE a partir del 1 de enero.

El gobernante había dado de plazo hasta el 15 de octubre para firmar el tratado de libre comercio, pero luego dijo que esperaría a la terminación de la cumbre de la UE la víspera en Bruselas.

En su breve discurso a la nación, Johnson acusó a los líderes europeos de oponerse a que Bruselas y Londres firmen un pacto comercial similar al que la alianza de 27 países rubricó con Canadá en 2017.

Al parecer, nuestros socios de la UE no quieren eso, sino que pretenden seguir controlando nuestra libertad legislativa y nuestra pesca, de una forma obviamente inaceptable para un país independiente, aseveró.

Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, quien días atrás había acordado con Johnson intensificar las negociaciones, le ripostó que el bloque continuará trabajando para llegar a un acuerdo, ‘pero no a cualquier precio’.

Como está planificado, nuestro equipo negociador irá a Londres la semana próxima para intensificar estas negociaciones, aseveró von der Leyen quien al parecer no se dejó impresionar por la nueva bravata de Johnson.

La UE considera, sin embargo, que el gobierno británico debe mostrar más flexibilidad y creatividad para poder solucionar los asuntos más complicados y sellar un acuerdo antes de que termine el llamado periodo de transición a finales de año.

Aunque el Reino Unido abandonó el bloque europeo el 31 de enero pasado como parte del proceso del Brexit, ambas partes se dieron un plazo de 11 meses para negociar los términos de su futura relación comercial.

En caso de no firmarse un pacto antes de fin de año, el comercio entre los dos antiguos aliados tendrá que regirse por las reglas de la Organización Mundial del Comercio, lo que supone la aplicación de tarifas y controles aduaneros para las mercancías británicas que entren a la zona europea, y viceversa.

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