Después de enfrentamientos de una semana, Ereván y Bakú aún no están cerca de las negociaciones

Ha pasado una semana desde que estalló el actual conflicto en Nagorno-Karabaj, y este reciente recrudecimiento de las hostilidades no se apaga en absoluto. Al contrario, las cosas se están calentando. El 4 de octubre, Armenia y Azerbaiyán intercambiaron ataques con misiles contra las regiones pacíficas de Stepanakert y Ganja con bajas en ambas ciudades. Por el momento, ninguna de las partes está lista para las negociaciones, escribe Izvestia, pero solo Ereván está hablando de traer fuerzas de paz a la región. Sin embargo, el asesor presidencial de la República de Nagorno-Karabaj, David Babayan, dijo al periódico que primero es necesario resolver la situación en el campo de batalla.

El traslado de fuerzas de paz rusas a Nagorno-Karabaj podría debatirse en el marco del Grupo de Minsk de la OSCE, dijo el primer ministro armenio Nikol Pashinyan. Sin embargo, hasta ahora ni Bakú ni Ereván han dado pasos reales hacia negociaciones pacíficas sin condiciones.

Babayan dijo a Izvestia que es demasiado pronto para hablar sobre la introducción de un contingente de mantenimiento de la paz. «Nos vemos obligados a detener los ataques enemigos a cada segundo. Hablemos de las fuerzas de paz y otros aspectos después de aplastar la columna vertebral de este terrorismo, que encarnan Azerbaiyán y Turquía», insistió el político.

Rasim Musabekov, miembro del parlamento azerbaiyano, dijo a Izvestia que el tema con las fuerzas de paz solo se puede discutir después de que Armenia retire su ejército de Nagorno-Karabaj.

Según el politólogo Denis Denisov, hasta que una tercera parte intervenga en el conflicto, es inevitable que continúe hasta que una de las partes salga potencialmente victoriosa. Mientras tanto, la situación hace poco para asegurar que Bakú y Ereván pongan fin voluntariamente al bombardeo mutuo y se sienten a la mesa de negociaciones. El despliegue de fuerzas de paz, agregó, no es un mecanismo simple, ya que se necesita el consentimiento de ambas partes, así como un mandato de la ONU. La prisa en este asunto puede dañar enormemente todo el proceso y poner en peligro a las propias fuerzas de paz, cree el experto.

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