Venezuela denuncia la provocación del Comando Sur de Estados Unidos


El gobierno de Venezuela denunció hoy un acto de provocación del Comando Sur de Estados Unidos, bajo el pretexto de supuestas operaciones contra el narcotráfico en los mares aledaños a la nación sudamericana.

Mediante un comunicado de la Cancillería, el Ejecutivo bolivariano rechazó la presencia del buque destructor USS William P. Lawrence (DDG-110) de la Armada estadounidense, portador de misiles guiados, a solo 16,1 millas náuticas (30 kilómetros) de las costas venezolanas.

La tripulación del buque norteamericano reconoció la autoridad del Estado venezolano, al responder a las comunicaciones radiofónicas de la Armada Bolivariana y alegar que realizaba operaciones de patrullaje contra el tráfico de drogas, de acuerdo con las autoridades de Caracas.

El gobierno de Venezuela alertó sobre el empleo de una nave de guerra con capacidad misilística de largo alcance para supuestas operaciones de esa naturaleza; ‘se trata a todas luces de un acto deliberado de provocación, (…) que pone de manifiesto el poco rigor profesional del Comando Sur de los Estados Unidos’, señaló.

A mediados de junio último el Estado venezolano realizó una denuncia similar, a raíz de la incursión furtiva del buque de guerra USS P1NCKNEY (DD.91).

‘Es evidente entonces que se trata de una conducta reincidente e intencional de los Estados Unidos’, subrayó el comunicado.

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana realiza patrullaje sistemático y permanente en sus aguas territoriales y jurisdiccionales en su efectiva lucha contra el flagelo del narcotráfico, aseveró el gobierno de Venezuela.

El país sudamericano expresó, además, la negativa a caer en absurdas provocaciones dirigidas a alterar la paz y seguridad del pueblo venezolano y otras naciones caribeñas, y reiteró su compromiso con la protección de su soberanía e integridad territorial.

A comienzos de abril la administración estadounidense de Donald Trump ordenó incrementar la presencia de efectivos militares en el Caribe oriental, bajo el pretexto de reforzar la lucha contra el tráfico de drogas, en una acción percibida en Caracas como un intento de agresión contra la nación sudamericana.

Las maniobras agresivas de Washington siguieron a las infundadas acusaciones presentadas contra el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, y otros altos dirigentes de ese país, por supuestos delitos de narcotráfico.

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