Minsk y Moscú han reanudado las conversaciones sobre la profundización de la integración durante el evento tradicional de esta semana, el Foro de las Regiones. Las autoridades bielorrusas han anunciado planes para trasladar los flujos de tránsito de los puertos del Báltico a Rusia. Los expertos locales creen que esto «pondría en peligro» los intereses nacionales de Bielorrusia, escribe Nezavisimaya Gazeta.
El periódico destacó el hecho de que la delegación del gobierno de Rusia no estuvo presente en el tradicional Foro de Regiones que se celebra en Minsk y esto se explica por la pandemia de coronavirus. Ambos presidentes, Alexander Lukashenko y Vladimir Putin, enviaron mensajes de video a los participantes del foro. Sin embargo, no todos en Minsk creyeron en la explicación epidemiológica. El politólogo Valery Karbalevich señaló que la decisión de las autoridades rusas de no ir a Minsk fue política para «degradar el estado del evento» y Lukashenko.
Rusia le ha recordado a Lukashenko que no debe hacerse ilusiones de tener «manos libres» ni olvidarse de los acuerdos de Sochi, dijo el experto. Moscú está dando pistas de que su nivel son los contactos con los gobernadores rusos. Los medios oficiales bielorrusos informaron que el foro fue productivo como nunca antes. Según declaraciones oficiales, las partes están discutiendo nuevamente proyectos conjuntos.
El público bielorruso estaba más interesado en una declaración del embajador bielorruso en Moscú, Vladimir Semashko, de que los aliados habían reanudado las conversaciones sobre las hojas de ruta destinadas a profundizar la integración. Los expertos afirmaron anteriormente que “muchas de estas hojas de ruta de integración eran desventajosas para Bielorrusia”. También expresaron dudas sobre los beneficios económicos de los planes de Lukashenko de cambiar los flujos de tránsito comercial de los puertos del Báltico a Rusia. El líder bielorruso sugirió construir un puerto en la región de Leningrado. Lukashenko no ocultó que tales decisiones eran principalmente políticas más que económicas. Los estados bálticos han dado su respaldo a las protestas en Bielorrusia, negándose a reconocer a Lukashenko como presidente y han impuesto sanciones.