Damasco arremetió contra Ankara durante un discurso ante la Asamblea General de la ONU, acusando a los turcos de ocupar franjas de territorio sirio y crear un caldo de cultivo para los terroristas.
El ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Muallem, utilizó un lenguaje inequívoco al tomar la palabra durante la 75ª reunión de la Asamblea General de la ONU, celebrada prácticamente debido a la pandemia de Covid-19.
Señaló a Turquía como patrocinador del terrorismo en Siria y la región circundante, y acusó a Ankara de cometer “un crimen de guerra y un crimen contra la humanidad” al restringir el acceso de civiles al agua en varias ciudades controladas por las fuerzas turcas.
El principal diplomático sirio también alegó que Turquía facilitó la «entrada de decenas de miles de terroristas extranjeros en Siria y aún ofrece todas las formas de apoyo a Jabhat al-Nusra y otras organizaciones terroristas».
Continuó denunciando la «presencia ilegítima de las fuerzas estadounidenses y turcas» en Siria y prometió que su país «no escatimará esfuerzos» para poner fin a la ocupación de su territorio.
Muallem se mostró igualmente desafiante cuando discutió el Golán sirio ocupado por Israel y afirmó que Damasco hará todo lo posible para «restaurar» su soberanía sobre el territorio.
En su propio discurso ante la Asamblea General, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que el conflicto en Siria continúa representando una amenaza para la seguridad y la estabilidad regionales, y señaló que su país alberga a cuatro millones de refugiados sirios desplazados por la guerra. Afirmó que Turquía ha jugado un papel decisivo en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS, anteriormente ISIS) y que quería ver una «solución permanente» a la situación en Siria.
Turquía ha sido un actor importante en el conflicto sirio y ha lanzado excursiones militares al país con el pretexto de perseguir a los grupos de milicias kurdas, el PKK y las YPG, que Ankara considera organizaciones terroristas.