Alexander Lukashenko prestó juramento como presidente de Bielorrusia por sexta vez el 23 de septiembre. La fecha y la hora de la ceremonia de toma de posesión, realizada en el Palacio de la Independencia de Minsk, se mantuvo en secreto hasta el último momento y no se habían registrado embajadores extranjero invitados. Según el Ministerio de Justicia de Bielorrusia, la invitación a los enviados no es obligatoria y la toma de posesión se llevó a cabo de conformidad con la ley, escribe Vedomosti.
Según Valery Karbalevich, experto del grupo de expertos sobre estrategia en Bielorrusia, la toma de posesión secreta de Lukashenko puede atribuirse al complejo proceso político en Bielorrusia. El público no reconoce los resultados de las elecciones ni la legitimidad del presidente. Lukashenko enfrentó un serio dilema. Una ceremonia pública de toma de posesión se habría visto empañada por enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad y habría creado una mala imagen mediática para el presidente.
«Pero esta toma de posesión secreta también se ve muy extraña. Una toma de posesión es un proceso público y una forma de demostrar legitimidad. El estado no es una logia masónica. Pero en esta situación, Lukashenko eligió el menor de los males», señaló el experto.
La lucha política en curso en Bielorrusia continuará independientemente de la ceremonia, afirmó Karbalevich. «El mero hecho de una toma de posesión secreta muestra que Lukashenko no espera mucho contar con el apoyo de la sociedad. Se basa únicamente en la fuerza y el respaldo de Rusia», señaló el experto.
Nikolai Mezhevich, que dirige el Centro de Estudios Bielorrusos en el Instituto de Europa de la Academia de Ciencias de Rusia y experto en el Club de Discusión Internacional de Valdai, cree que la decisión de Lukashenko de realizar una ceremonia secreta de toma de posesión le permitió evitar más enfrentamientos. Según él, Lukashenko tomó la decisión correcta porque la situación actual exige una solución poco convencional.
Sin embargo, Andrey Suzdaltsev, profesor titular de la Escuela Superior de Economía, advirtió que la toma de posesión secreta de Lukashenko solo estimularía más protestas callejeras.