Las negociaciones entre el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, y los líderes nacionales latinoamericanos sobre la lucha contra el gobierno de Nicolás Maduro, así como las sanciones personales contra el líder venezolano, representan otro intento de interferir en los asuntos internos de Venezuela antes de sus elecciones, dijeron expertos extranjeros a Izvestia. Sin embargo, según analistas, Washington no podrá sacar a Maduro fácilmente, porque la gente no confía en la frágil oposición venezolana. Al mismo tiempo, la idea de un «golpe militar» presentada por Estados Unidos y los opositores internos de Maduro, si se implementa, tendría consecuencias devastadoras para toda la región.
El analista internacional español José Antonio Egido dijo a Izvestia que cree que Trump y Pompeo no quieren que se realicen las elecciones legislativas en Venezuela, porque entienden que su plan para instalar Guaidó ha fracasado. Así que ahora están preparando nuevos planes para inmiscuirse en los asuntos de Venezuela desde fuera del país, agregó.
El viaje de Pompeo ejerce presión sobre la situación en Venezuela, dijo a Izvestia Ronal Rodríguez, profesor e investigador del Observatorio Venezolano, un centro de estudios de la Universidad de Rosario en Colombia. Según el experto, tales sentimientos se observaron el año pasado, pero frente al COVID-19, es poco probable que un golpe militar resuelva el problema. Muchos países latinoamericanos, incluidos Perú y Brasil, se oponen a la intervención estadounidense, ya que hundiría a toda la región en el caos, señaló Rodríguez. En su opinión, mientras la oposición apoye las sanciones internacionales, la población se aferrará a Nicolás Maduro.