Lukashenko abandona la política exterior multivectorial a favor de Rusia

La Unión Europea todavía se aferra a la idea de sanciones contra funcionarios y organizaciones individuales en Bielorrusia, además de presionar a las autoridades para que entablen un diálogo con el público. Los comentaristas políticos en Minsk dijeron a Nezavisimaya Gazeta que son escépticos sobre el éxito de tales pasos. Están convencidos de que Alexander Lukashenko nunca aceptará una sola idea que lo amenace con la pérdida de poder, incluso si proviene de Rusia.

Los expertos en Minsk creen que el presidente bielorruso ya abandonó la idea del vector occidental de política exterior. «La política exterior de Bielorrusia ahora consiste únicamente en relaciones con Rusia», dijo el politólogo Valery Karbalevich a Nezavisimaya Gazeta. La política exterior de «Bielorrusia está ahora subordinada sólo a la misión de mantener el poder de Lukashenko. Para ello, están dispuestos a anular muchos años de trabajo que se ha realizado para establecer a Bielorrusia como una especie de centro de mantenimiento de la paz, un donante de seguridad, etc.», agregó Karbalevich.

Para Lukashenko, romper las relaciones con Occidente no es algo que debilite su confianza, creen los analistas.

Al mismo tiempo, los conflictos entre Lukashenko y Moscú no pueden descartarse si Rusia insiste en sacar del poder al líder bielorruso en funciones. «Ha habido una contradicción entre la demanda del Kremlin de reforma constitucional y dejar el poder de alguna manera sin problemas, y el hecho de que Lukashenko no quiere ceder el poder», dijo al periódico el observador político Alexander Klaskovsky. «Es probable que Lukashenko le hiciera algunas promesas a Putin en Sochi, pero cuando llegó a Minsk, anunció que las próximas elecciones se celebrarían de acuerdo con la Constitución, es decir, en cinco años», recordó el experto. Tampoco descartó que Lukashenko pudiera aumentar el período presidencial, y luego se llevarían a cabo nuevas elecciones en nueve años. Sin embargo, Klaskovsky cree que esta apuesta no le conviene a Moscú.

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