La suspensión del proyecto del gasoducto “Nord Stream 2” supondrá un duro golpe para los intereses de las empresas implicadas y de los consumidores de gas en Europa. Al mismo tiempo, un lanzamiento retrasado no afectará las exportaciones de gas de Rusia, escribe Rossiyskaya Gazeta.
La posición de Rusia permanece sin cambios desde fines del año pasado, cuando Estados Unidos impuso sanciones a la empresa del gasoducto. Europa necesita el proyecto y debe completarse a tiempo.
Sin embargo, si uno se toma en serio la amenaza de prohibir la finalización de “Nord Stream 2”, quedará claro que Rusia no será la que más sufrirá. Definitivamente, Gazprom enfrentará algunas pérdidas financieras porque la compañía ha invertido mucho en la construcción del gasoducto y eventualmente tendrá que exportar gas a través de los países de tránsito. Pero la exportación en sí no se verá afectada. Las capacidades actuales del gasoducto (casi 278 mil millones de metros cúbicos al año) son suficientes para garantizar el suministro sin obstáculos de gas ruso. En comparación, Rusia exportó un poco menos de 193 mil millones de metros cúbicos de gas de gasoducto a Europa en el 2019.
En cuanto a Europa, congelar el proyecto supondrá no solo la pérdida de 10.000 millones de euros invertidos en el proyecto, sino también un acceso limitado al gas barato para los consumidores habituales y las empresas. «Afectará las capacidades competitivas de la economía europea y su atractivo de inversión», señaló el subdirector general del Fondo Nacional de Seguridad Energética de Rusia, Alexei Grivach.
Según él, esto desencadenará un aumento artificial en los precios del gas en Europa que incluso podría afectar la demanda de gas. Mientras tanto, Estados Unidos no obtendrá ningún beneficio especial de la suspensión del proyecto. El gas natural licuado estadounidense no es competitivo en Europa cuando los precios caen por debajo de los 200 dólares por metro cúbico y los proveedores de gas no pueden cubrir los costos, explicó Grivach.