El buque de guerra chino y el diseño militar soviético único podrían beneficiar a Rusia(+ Fotos)

Los ingenieros estadounidenses, mientras trabajaban en la creación del caza de aterrizaje vertical y despegue corto F-35B, tomaron prestadas tecnologías rusas previamente utilizadas en el Yak-141. Los expertos de la publicación china Sohu creen que en un futuro previsible, los desarrollos de la Federación de Rusia en esta área recibirán un nuevo aliento.

«Después de la puesta en servicio del buque de asalto anfibio universal (UDC) chino [portaaviones] del proyecto 075, la demanda de aviones de combate de despegue y aterrizaje verticales ha aumentado considerablemente», creen los autores de la publicación.

Los analistas chinos llegaron a la conclusión de que Pekín está interesado en los desarrollos rusos en el sector de la aviación. Escriben que China durante mucho tiempo no estaba segura de que Rusia estuviera lista para seguir trabajando en aviones como el Yak-141. Sin embargo, estas dudas se disiparon después de que se supo que la Federación de Rusia planea crear un nuevo avión con despegue vertical.

En este sentido, la República Popular de China concluyó que se presentaría un motor nuevo o modernizado en el marco del proyecto, que podría adquirirse en el futuro. En otras palabras, la producción de propulsores prometedores puede traer beneficios inesperados a Rusia.

La característica principal de los motores Р79В-300 radica en la capacidad de usar el postquemador en varios modos: vertical y horizontal.

«China está experimentando problemas con el desarrollo de sus propias unidades de energía y, por regla general, se centra en la tecnología extranjera»,-dijeron los expertos.

Los observadores de la publicación creen que China debería participar en el proyecto ruso para desarrollar un avión de combate con despegue vertical. Cabe destacar que en los últimos años se ha desarrollado la cooperación entre países en esta industria. En este sentido, hay muchas razones para creer que puede tener lugar una asociación entre la Federación de Rusia y la República Popular de China.

Los autores de Sohu concluyeron que Beijing debería aprovechar la oportunidad.

Fuente