El desarrollo de las relaciones ruso-chinas en un futuro próximo resultará más rápido de lo que ha sido en los últimos años. Así lo afirmó en una entrevista con la Agencia Federal de Noticias el politólogo del Instituto Internacional de Investigaciones Políticas Vladimir Bruter.
Así reaccionó el interlocutor de la Agencia federal de Noticias de Rusia a la declaración del canciller chino Wang Yi tras su visita a Moscú. El titular del Ministerio de Relaciones Exteriores de China está convencido de que en la situación cambiante y extremadamente precaria del mundo, la seguridad regional e internacional está respaldada precisamente por la amistad entre Rusia y China, sobre la que Wang Yi dijo que es «fuerte como una roca».
Sin embargo, Bruter señaló que en cualquier relación, incluso en la más cercana, existen «trampas», especialmente si se trata de una relación entre socios algo equivalentes.
“Cada uno tiene su propia visión de todo lo que sucede en el mundo”, cree el politólogo. “Además, tanto la Federación de Rusia como la República Popular de China se centran en su singularidad y en un sentido de independencia, lo que en cierta medida complica su mayor acercamiento. Permítanme recordarles que cualquier alianza cercana implica cierta renuncia a la soberanía y su transferencia al nivel de autoridades unidas generales».
Según el experto, esto sucede en general en todos los aspectos, y si al mismo tiempo los socios se perciben a sí mismos como un valor independiente, entonces siempre les resulta muy difícil dar lo que solían considerar exclusivamente suyo.
“Y una pregunta más difícil, cuando hablamos de amistad entre Moscú y Beijing, es la visión de su futuro”, dijo el interlocutor de la Agencia Federal de Noticias. –“De hecho, en nuestro caso, la creación de una unión implica no solo la renuncia a una parte de la soberanía, sino también a una cierta imagen del mundo por la que lucharán sus miembros — sea incluso una “cuasi-imagen”, como en Europa Occidental, pero, sin embargo, debería haber alguna -Esa es la fórmula en la que creerán tanto uno como el otro”.
Además, agregó Bruter, muchos otros países deben creer en ella para poder unirse posteriormente a tal alianza, ya que la presencia de solo dos miembros en ella (incluso si son países tan grandes como Rusia y China) no es suficiente: la unión debe ser un modelo y para otros.
“Todos estos problemas existen”, admitió el politólogo. «No se puede decir que no haya pasado nada en los últimos 7-8 años, pero es probable que la velocidad con la que Moscú y Pekín se están acercando sea menor que la velocidad de los cambios que se están produciendo en el mundo».