Minsk y Moscú acordaron ejercicios militares en medio de protestas en Bielorrusia

Los próximos ejercicios militares conjuntos ruso-bielorrusos no están relacionados con la situación política en la vecina nación miembro de la CEI, Moscú y Minsk tradicionalmente cooperan en defensa, dijo el parlamento bielorruso a Izvestia. El 16 de septiembre, el ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, se reunió con el presidente Alexander Lukashenko de Bielorrusia para analizar las maniobras conjuntas. Mientras tanto, el miércoles no se produjo una huelga nacional que se había avecinado. Dicho esto, es posible que la idea ya no encuentre apoyo entre los trabajadores, dijeron los expertos al periódico.

La cooperación entre Moscú y Minsk a través de sus departamentos de defensa y los próximos ejercicios no están relacionados con los eventos que se desarrollan en Bielorrusia, explicó a Izvestia el presidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes de la Asamblea Nacional de Bielorrusia, Andrey Savinykh. «No se debe vincular la actualidad en Minsk con la cooperación militar, que se lleva a cabo en el marco de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva-OTSC y los lazos bilaterales. Son dos procesos paralelos, y no tienen una relación causal directa», precisó el político.

El presidente del Comité de Asuntos de la CEI, integración euroasiática y relaciones con los compatriotas de la Duma Estatal, Leonid Kalashnikov, dijo al periódico que los ejercicios conjuntos de ambos países se están llevando a cabo, entre otras cosas, para mostrar a la OTAN la eficacia de la cooperación entre Rusia y Bielorrusia.

Mientras tanto, el canal de Telegram NEXTA declaró el 16 de septiembre como un “Día de Solidaridad” y pidió a todos los residentes de Bielorrusia que no vayan a trabajar en protesta. Sin embargo, la huelga nacional planificada no se materializó. Esta idea ya no encontrará apoyo entre los trabajadores del país. Ya a mediados de agosto parecía prometedor, pero pronto quedó claro que esto no conduciría a nada, explicó el politólogo bielorruso Evgeny Preigerman a Izvestia.

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