Miles de personas salieron a las calles de la capital búlgara, Sofía, el miércoles para exigir la renuncia del antiguo primer ministro Boyko Borissov. La manifestación se vio empañada por enfrentamientos entre manifestantes y la policía.
La protesta frente al edificio del parlamento comenzó pacíficamente, con personas que portaban banderas búlgaras y gritaban «renuncia» y «mafia», en referencia a los supuestos vínculos del primer ministro con los influyentes oligarcas del país.
Pero después del anochecer, algunos intentaron penetrar en el parlamento, que estaba fuertemente custodiado por oficiales con equipo completo antidisturbios. Los manifestantes arrojaron petardos y otros objetos, incluidos huevos, manzanas y basura, a la policía. También sacudieron los coches de la policía y utilizaron gas pimienta contra la policía, con alrededor de un centenar de agentes afectados.
La policía tomó represalias desplegando un cañón de agua y realizando más de 60 arrestos. Cuarenta y cinco personas, incluidos oficiales, fueron atendidas en hospitales después de los enfrentamientos, según funcionarios de salud.
La manifestación del miércoles fue la más grande desde que estallaron las protestas contra el gobierno en el país hace dos meses. Tuvo lugar el día en que los diputados volvieron al trabajo después del receso de verano para debatir las enmiendas constitucionales propuestas por Borissov.
La oposición denunció las propuestas, diciendo que el tres veces primer ministro estaba tratando de utilizar la votación sobre enmiendas para prolongar su permanencia en el cargo. Insisten en que Borisov debe irse, ya que no ha logrado combatir la corrupción, que está plagando al país e impidiendo el desarrollo económico.