Francia e Italia apoyan y están de lado de Grecia en el inicio de los juegos de guerra naval en medio de los problemas entre Grecia y Turquía


Francia, Italia, Grecia y Chipre están organizando un ejercicio marítimo masivo en el Mediterráneo oriental, en un aparente guiño velado a Turquía, que recientemente comenzó a investigar los depósitos de petróleo y gas en el área, lo que generó ira en Atenas.

Con el nombre en clave «Eunomia», los ejercicios aeronáuticos se lanzaron el miércoles frente a las costas del sur de Chipre, la nación anfitriona de los juegos de guerra. El ministro de Defensa de Atenas anunció el inicio de los simulacros más temprano en el día, diciendo que deben reforzar «el estado de derecho como parte de la política de reducción de las tensiones».

Francia, a su vez, también confirmó la noticia, habiendo despachado su fragata «Lafayette», así como tres aviones de combate Rafale. También se dijo que barcos italianos y chipriotas se habían unido al ejercicio en la parte oriental del Mediterráneo.

Un día antes, se iniciaron simulacros separados cerca de la isla griega de Creta, esta vez en los que participaron las fuerzas armadas helénicas y estadounidenses.

La serie de ejercicios militares parece estar subiendo la apuesta en la enconada disputa entre Grecia y Turquía. Formalmente aliados dentro de la OTAN, las dos naciones han estado en desacuerdo sobre una serie de cuestiones, desde discordias históricas hasta reclamos territoriales superpuestos en el Mediterráneo oriental.

Las tensiones estallaron recientemente cuando se descubrió un tesoro de gas y petróleo en las aguas contenciosas. Esta semana, Ankara anunció que su buque de investigación Oruc Reis continuará navegando por las aguas en disputa entre Chipre y Creta. La noticia ha causado indignación en Grecia, que ve las actividades de investigación como ilegales y las considera una afrenta a su soberanía.

Ankara y Atenas han estado intercambiando duras declaraciones sobre el tema en los últimos días, lo que genera preocupación en Europa. Berlín, que ostenta una presidencia rotatoria en la UE, envió a su ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, para intentar calmar a los rivales. Mientras estuvo en Atenas, advirtió a ambas partes contra «jugar con fuego», sugiriendo que el ruido de sables podría convertirse en una «catástrofe».

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