El martes se convirtió en un día de silencio para Bielorrusia. Las protestas en las calles de Minsk han atraído menos multitudes que el día anterior y las huelgas en las principales empresas del país se han debilitado. Según los expertos entrevistados por Nezavisimaya Gazeta, las manifestaciones cobraron impulso debido a la brutalidad policial, pero la propia oposición no ha logrado ofrecer cambios tangibles. Según ellos, no se debe esperar la transferencia inmediata de poder en el país, y todo depende en gran medida de lo que hará Lukashenko a continuación.
«La mayoría de los trabajadores se dedican a sus negocios y algunos grupos pequeños continúan en huelga, pero están perdidos en el panorama general», dijo al periódico la activista de derechos humanos y analista política Lyudmila Gryaznova. Según ella, sucedió algo que nadie en Bielorrusia esperaba al comienzo de los disturbios: el público escuchó la apelación de Lukashenko.
«Otra semana y Lukashenko disolverá por completo la protesta bielorrusa», dijo al periódico el director del Centro de Investigación Bielorruso Mises, Yaroslav Romanchuk. «El hecho es que los cambios no se habrían vuelto tan masivos si no hubiera sido por la brutalidad de las fuerzas del orden», agregó.
Según Romanchuk, la gente apostó por Svetlana Tikhanovskaya, pero ella creó «una especie de Consejo de Coordinación incomprensible, que incluía a personas desconocidas sin ningún motivo». «Tikhanovskaya no tiene un programa claro, no es una política. Y el entendimiento de que no había nadie a quien seguir y que no había necesidad de seguir derribó las protestas», agregó el experto. Si hay una transferencia de poder en Bielorrusia, no sucederá ahora, cree Romanchuk.