El ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, voló a Rusia mientras él y su homólogo ruso, Sergey Lavrov, tienen muchos problemas que discutir: ciberataques al Bundestag alemán en 2015, la investigación del asesinato de un ciudadano georgiano en 2019 y la interrupción del comercio a causa de la pandemia. Sin embargo, las dos delegaciones tenían más en común que cuestiones problemáticas. Según Izvestia, la construcción del gasoducto “Nord Stream 2” fue uno de los pocos temas en los que los países tienen posiciones muy similares.
Según Maas, las sanciones estadounidenses son «el camino equivocado» y, al final, los acuerdos con los recursos energéticos son una decisión soberana de Alemania. El Bundestag también insiste en una respuesta dura a las amenazas de Washington. El jefe de la Comisión de Asuntos Económicos y Energía, Klaus Ernst, dijo a Izvestia que las sanciones ya han provocado retrasos en la construcción: el tendedor de tubos suizo Allseas sucumbió a la presión de Estados Unidos y se retiró del proyecto a fines del 2019.
Lavrov, a su vez, expresó su confianza en que el gasoducto se pondrá en marcha. «Según tengo entendido, hay razones para creer que esto [la finalización del proyecto] se hará en un futuro muy cercano», dijo.
Sin embargo, la reunión de los diplomáticos estuvo acompañada de noticias que dejaron claro que no todo va bien con el proyecto, escribe el diario. En particular, el informe de uno de los inversores del proyecto, la empresa alemana Uniper, dijo que a medida que se intensifican las sanciones estadounidenses, aumenta la probabilidad de un retraso o incluso la terminación de la construcción del gasoducto.
El politólogo alemán Alexander Rahr dijo a Izvestia que ahora mismo el futuro de la alianza energética entre Rusia y Alemania es una cuestión de principios, sin embargo, los conflictos que a menudo son inflados por la prensa dificultan un acuerdo de cooperación.