Las autoridades turcas tienen una gran necesidad de sistemas de misiles tierra-aire S-400 en Libia o Siria, pero no quieren poner en peligro sus relaciones con Rusia, dijo a Nezavisimaya Gazeta el ex diputado del parlamento turco y director senior del Programa de Turquía en Fundación Por la Defensa de las Democracias, Aykan Erdemir. Según él, Recep Tayyip Erdogan, quien anteriormente había ordenado suspender temporalmente la activación de los sistemas rusos debido al coronavirus, es extremadamente limitado en su elección de opciones.
El líder turco está atrapado entre Moscú y Washington, dijo Erdemir. Según él, por un lado, queriendo evitar las sanciones estadounidenses bajo CAATSA, Erdogan ha pospuesto la activación del S-400. Por otro lado, al necesitar el S-400 en Siria y Libia, Erdogan tiene miedo de poner a Putin en su contra. Según el experto, este dilema demuestra una vez más que la decisión de Erdogan de comprar los sistemas fue una decisión precipitada, tomada sin una evaluación de riesgos adecuada, teniendo en cuenta las necesidades específicas de Turquía.
Moscú podría ganar en esta situación de cualquier manera, dijo el experto, porque independientemente de si Erdogan activa el S-400 o no, la situación continuará socavando las relaciones de Ankara con los aliados de la OTAN, creando divisiones en la alianza transatlántica. Erdemir agregó que casi no es posible reemplazar completamente el S-400.
Mientras tanto, Estados Unidos no retrocede en sus primeras declaraciones sobre posibles sanciones bajo CAATSA contra Turquía por la adquisición del S-400. Estados Unidos y Turquía continúan negociando: frente a una grave recesión económica, la disposición de Washington sigue siendo fundamentalmente importante para Erdogan, escribe Nezavisimaya Gazeta.