El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, pronunció su discurso sobre el estado de la nación antes de las elecciones presidenciales del 9 de agosto, atacando a los líderes de la oposición y amenazando a Moscú por su política hacia Minsk. Reiteró que 33 ciudadanos rusos, arrestados el 29 de julio bajo sospecha de supuestamente planear disturbios, habían sido enviados a Bielorrusia con un propósito, escribe Vedomosti.
Según Andrey Skriba, investigador del Centro de Estudios Integrales Europeos e Internacionales de la Escuela Superior de Economía, se puede esperar que Lukashenko haga más declaraciones anti-rusas en el futuro. «En primer lugar, siempre es útil tener una amenaza externa porque une a las personas (funcionarios estatales) en torno a su líder, el presidente en este caso. En segundo lugar, el presidente bielorruso tiene el monopolio de los contactos con Moscú. Al aumentar las apuestas, está enviando una señal de que solo hay un socio, él mismo, con quien se puede conversar sobre cualquier tema”, señaló el experto. En su opinión, Rusia busca reformar sus relaciones con Bielorrusia para que no dependan de quién se convierta en el líder del país. La incertidumbre creada por Lukashenko es la razón, escribe Vedomosti.
Konstantin Makiyenko, experto del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías, señala que el arresto de un número tan grande de ciudadanos de un país aliado por cargos como estos no tiene precedentes en la práctica internacional. Según él, acciones como estas conducirán inevitablemente a un retroceso duradero en las relaciones entre los dos países.
Sin embargo, el jefe de la iniciativa de expertos del Diálogo de Minsk, Yevgeny Preigerman, cree que no hay razón para hablar de una discordia entre Rusia y Bielorrusia. Señaló que el líder bielorruso había reiterado las relaciones estratégicas con Rusia al comienzo de su discurso. «Es solo un intento de resaltar la importancia de esta relación y subrayar los problemas que han surgido. Y en cuanto al cambio de los lazos fraternos a la asociación, es algo de lo que Lukashenko ha estado hablando durante años, particularmente en relación con el prolongamiento de las negociaciones energéticas«, dijo el politólogo a Izvestia.