La inminente retirada de la coalición liderada por Estados Unidos desde Afganistán y un posible lanzamiento de negociaciones directas entre los militantes talibanes (proscritos en Rusia) y la administración en Kabul no garantizan que la seguridad en el terreno mejorará significativamente. Hasta el momento, los talibanes no han proporcionado ninguna evidencia convincente de la ruptura de los lazos con elementos tan radicales como Al-Qaeda (proscrito en Rusia) y no han demostrado estar dispuestos a sentarse en la mesa de negociación con sus oponentes como lo exige el acuerdo firmado en febrero. en Qatar con los Estados Unidos. Desde que se firmó el acuerdo, los militantes han detenido los ataques contra las tropas extranjeras, pero siguen atacando a las fuerzas de seguridad locales. Es una paradoja que, en esta situación, la oficina política de los talibanes todavía convenza a Washington de que después de que Estados Unidos retire su presencia, todo saldrá bien, escribe Nezavisimaya Gazeta.
El liderazgo de los talibanes no tiene derecho a ofrecer tales garantías, señala el documento. Un informe reciente del Equipo de Monitoreo Especial de la ONU mostró que últimamente se formó una facción sólida de partidarios para continuar la «guerra santa» en los talibanes. La situación se está deteriorando debido a problemas de desigualdad. Estos factores demuestran que la partida de EE.UU. no resolverá ningún problema de seguridad.
En este contexto, las declaraciones de Moscú de que la retirada de la coalición liderada por Estados Unidos desde Afganistán beneficiaría a todos parecen haber sido ingenuas en el mejor de los casos. La partida de las fuerzas de la coalición internacional de la república de Asia Central en medio de la posición poco clara de los talibanes sobre un alto el fuego y la ruptura de los lazos con los terroristas significará delegar muchos problemas en la esfera de la seguridad a los actores regionales, incluida Rusia, según el periódico. Durante mucho tiempo, la crisis afgana ha sido el área de responsabilidad de Estados Unidos y esto permitió a Moscú mantener su política ambigua sobre Afganistán. Sin embargo, después de la retirada de la coalición internacional, Rusia tendrá que determinar su agenda afgana. Está claro que la solución al problema afgano solo es posible con la participación de todos los estados regionales influyentes, tanto Rusia como Estados Unidos, así como Pakistán, China e Irán. La exclusión de cualquiera de las partes de este proceso descartará un acuerdo en sí mismo, escribe el periódico.