Turquía está probando las «líneas rojas» de Grecia en la región del Mediterráneo oriental. A su vez, Atenas condenó los trabajos de exploración sísmica realizados por un buque turco cerca de la zona marítima en disputa como intervención y puso a sus fuerzas armadas en alerta. En respuesta, Ankara rechazó estas afirmaciones. Los expertos creen que los movimientos del liderazgo turco están vinculados al conflicto libio. El presidente Recep Tayyip Erdogan aparentemente busca «probar» la reacción de sus oponentes, escribe Nezavisimaya Gazeta.
El momento de la operación de Turquía no es una coincidencia, dijo Jalel Harchaoui, investigador del Instituto Clingendael, con sede en Holanda. Según el experto, existe un vínculo entre los pasos de Ankara y los últimos movimientos de su oponente regional Egipto en el conflicto libio. En junio, El Cairo, que apoya al comandante del Ejército Nacional de Libia, Khalifa Haftar, presentó su iniciativa para resolver la crisis militar en Libia. Este mes, luego de comprender que los opositores al ENL respaldados por Turquía son imparables, Egipto advirtió que enviaría tropas a su vecino para proteger la seguridad regional.
La supuesta «audiencia» de Ankara es Grecia y Egipto, señaló Harchaoui. Atenas y El Cairo están en conversaciones sobre la demarcación de una zona económica exclusiva en el mar, que va en contra de la posición de Turquía a lo largo de las fronteras de la región mediterránea. Ankara busca utilizar su comportamiento de confrontación como una forma de intimidar a Grecia para que sea flexible en las negociaciones.
Según el experto, no se espera que Rusia reaccione a la disputa marítima. El presidente ruso, Vladimir Putin, aún no ha tomado una decisión estratégica para unirse directamente a una larga guerra en Libia y garantizar la victoria absoluta de Haftar, aunque existe esa oportunidad.