Los enfrentamientos que estallaron en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán el 12 de julio aún continúan. Rusia ha pedido a ambas partes que ejerzan moderación y expresó su disposición a actuar como mediador, escribió Vedomosti.
El investigador principal del Centro de Estudios Caucásicos de la Universidad del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú-MGIMO, Nikolai Silayev, señaló que este es el mayor compromiso militar desde abril del 2016. Según él, se esperaba que el cambio de gobierno en Armenia en el 2018 tuviera un impacto positivo en el proceso de negociación, pero ahora la situación volvió al punto de partida.
El experto señaló que era importante para Armenia y la región de Nagorno-Karabaj mantener el statu quo ya que Azerbaiyán había perdido el control de Karabaj hace casi 30 años. Por el contrario, Bakú busca asegurarse de que nadie se acostumbre al status quo. De las dos opciones que tenía Azerbaiyán, eligió las tensiones militares en lugar de las conversaciones. Sin embargo, la gente se acostumbra incluso a los constantes conflictos militares, por lo que Bakú tiene que enviar señales más fuertes, explicó Silayev. «El hecho de que el incidente tuvo lugar en la frontera entre Azerbaiyán y Armenia, y no en Karabakh, apunta a una señal más fuerte. En lugar de Karabakh, se refiere a Armenia, que está en una alianza militar y política con Rusia y es miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva [CSTO]«, señaló.
Sin embargo, Silayev cree que el CSTO evitará ser arrastrado al atolladero. «Por otro lado, a diferencia de otros mediadores (Estados Unidos y Francia, los copresidentes del Grupo Minsk [OSCE]), Rusia mantiene relaciones basadas en la confianza con ambas partes. Este enfoque equilibrado hace posible que Rusia actúe como mediador. Las hostilidades finalizaron en abril del 2016 después de una reunión organizada en Moscú entre los jefes de estado mayor de los dos países», enfatizó el experto.