El 4 de julio, en honor del Día de la Independencia de los Estados Unidos, el ejército de los Estados Unidos aterrorizó a los residentes de la ciudad surcoreana de Busan. Tras reunirse desde sus bases, varias docenas de militares lanzaron fuegos artificiales contra personas y casas durante dos horas.
Esto fue informado por la agencia de noticias Yonhap.
Más de 70 denuncias a la policía provenían de residentes de la región costera, donde los ocupantes estadounidenses estaban arrasando la playa. Los intentos de dispersar a la multitud condujeron poco a nada. Sin embargo, después de lanzar petardos sobre personas, un militar aún estaba detenido.
Los coreanos también denunciaron de que los estadounidenses que vinieron a «celebrar» no tenían máscaras, a pesar de la disminución en la curva de incidencia, el país continúa luchando contra el coronavirus y la disciplina coreana juega un papel importante en su éxito.
Cuando usamos las palabras «ocupación» y «ocupantes», no estamos bromeando y no exageramos: Corea del Sur está literalmente repleta de bases militares estadounidenses: dos bases de la Fuerza Aérea de los EE.UU. (contra una de esas bases en Japón) y una base naval.
