Washington introdujo sus sanciones unilaterales contra Irán en 2018 después de retirarse del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA). La medida paralizó la capacidad de Teherán de vender su petróleo y cortó la conexión de sus bancos con el sistema global SWIFT, lo que complica las transacciones con instituciones financieras extranjeras.
El canciller iraní, Javad Zarif, elogió los esfuerzos de desdolarización del país, argumentando que le permitió a Teherán aliviar la presión de las sanciones estadounidenses. La negativa a utilizar dólares en transacciones internacionales se logró en gran medida mediante el uso generalizado del «trueque», agregó el ministro.
«Una de las cuestiones que reduce la presión de las sanciones es la eliminación del dólar de las transacciones, que hemos estado persiguiendo mediante el uso del sistema de trueque y muchos países se han unido», dijo Zarif.
Zarif arremetió contra los Estados Unidos por librar una «guerra total» contra Irán al tratar de representar al país como una «amenaza de seguridad» para el mundo y presionar a los aliados de la República Islámica. El ministro argumentó que Washington intenta usar su influencia en el Consejo de Seguridad de la ONU para «dañar» a Irán porque Estados Unidos lo ve como una «potencia emergente».
Retiro estadounidense de JCPOA
Teherán se enfrentó a la presión de las sanciones económicas de Estados Unidos después de que Washington se retiró del acuerdo nuclear con Irán (también conocido como JCPOA) en 2018. Citando alegaciones de que Teherán todavía estaba trabajando en el desarrollo de armas nucleares, algo que los inspectores de Irán y de la Agencia Internacional de Energía Atómica rechazaron repetidamente. abandonó el acuerdo multilateral y amenazó con imponer sanciones contra otros participantes, si continuaban haciendo negocios con la República Islámica.
Washington impuso sanciones al comercio de petróleo de Irán, una de sus principales fuentes de ingresos, y a los bancos del país, lo que resultó en su desconexión del sistema global SWIFT. En respuesta, Irán prometió detener por completo las operaciones financieras utilizando la moneda estadounidense. Según las denuncias hechas por funcionarios estadounidenses, Teherán utilizó el oro como método de pago, cuando entregó combustible y recursos para refinerías a Venezuela a través de buques cisterna a fines de abril.