Bajo el título Venezuela y los piratas, el director del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), Enrique Calderón Alzati, inserta hoy en el diario mexicano La Jornada una denuncia de la arbitrariedad anunciada por el gobierno británico.
Acusa a los gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido por considerar que Venezuela no es un país soberano, sino un cofre lleno de lingotes de oro, del que es necesario apoderarse por el bien de la humanidad, utilizando para ello todas las posibles herramientas que tengan a la mano.
Ante las visibles dificultades con las que se enfrenta el presidente estadounidense, Donald Trump, se hace necesario que sea el jefe del gobierno británico, Boris Jhonson, quien tome el mando de las operaciones para hacerse del tesoro venezolano. Para ello desconoce al gobierno de Nicolás Maduro y reconoce el espurio de Juan Guaidó, según el analista.
Advierte que las declaraciones del gobierno de Londres no debieran ser tomadas a la ligera, dada la historia de belicosidad que ha caracterizado a Inglaterra en tiempos pasados, ganando por ello el título de pérfida Albión.
No es ocioso recordar la guerra contra Argentina en 1982, cuando el país austral trató de recuperar el archipiélago de las Islas Malvinas, ubicadas en su mar territorial.
El conflicto con Venezuela es diferente por las dimensiones del botín: las mayores reservas mundiales de petróleo, las cuales fueron recuperadas y nacionalizadas por el gobierno del presidente Hugo Chávez en 2009, precisa en ese texto.
Las estrategias utilizadas hasta ahora por Estados Unidos contra Venezuela con el apoyo británico han sido diversas, agrega, incluyendo presuntas ayudas humanitarias ante escenarios de falta de alimentos, medicinas y productos básicos, causados por ellos mismos con el bloqueo comercial, hasta de tipo militar como cuando trató de derribar por esa vía a la Revolución cubana liderada por Fidel Castro.
El director del ILCE recuerda que en tiempos pasados, los sucesivos gobiernos del imperio británico hicieron uso de sus recursos para involucrar a otras naciones en sus diversos conflictos, como fue el caso del Congo Belga, y el tamaño del botín que está en juego no es para menos, y relacionó el tema con las dificultades de Trump para reelegirse.