Prioridades de México en el Consejo de Seguridad de la ONU


La elección de México como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, con 187 votos de 192 posibles, llega en un momento crucial para el Tercer Mundo y en particular para América Latina, necesitados de algún elemento de equilibro en ese órgano.

La masividad de la votación a su favor es un reflejo exacto de esa prioridad y es lo que preocupa a gobiernos como los de Estados Unidos y Reino Unido, piedras de tranca de la rueda de la historia cada vez que la comunidad internacional ha tenido que recurrir al Consejo para solventar riesgos y peligros.

Precisamente la elección se concreta a unos pocos días de haber presentado México en la Asamblea General de la ONU una propuesta, copatrocinada por 179 países, para garantizar, o al menos tratar de hacerlo institucionalmente, que una vez descubiertas las vacunas y medicamentos contra el coronavirus SARS-CoV-2, estos lleguen por igual, en condiciones, tiempo y cantidades, a todos los países del mundo.

Esa iniciativa que encabeza la agenda de trabajo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el Consejo de Seguridad, es resultado directo y proporcional del concepto de lo que deben ser las relaciones internacionales en la época actual: no injerencia en los asuntos internos, diálogo permanente, no uso de la fuerza, cooperación económica y científica y destierro de la presunta ayuda militar mediante suministro de armas y despliegue de tropas.

La divisa que ya aplicaba México y que con su elección al órgano principal de la ONU se hará más visible y activa, es la del pensamiento del expresidente Benito Juárez de que el respeto al derecho ajeno es la paz, la cual es una expresión total, absoluta y transparente de que en la época actual, cuando más se necesitan la concordia y buenas relaciones vecinales, las sanciones políticas, económicas o de cualquier otra naturaleza, no se justifican y son perjudiciales.

México, ha reiterado López Obrador, no está de acuerdo con esa política de fuerza que no solamente busca subrayar las diferencias y desigualdades hegemónicas, sino que es un factor sumamente peligroso para la preservación de la paz.

Tales son, a muy grandes rasgos, las líneas matrices que el gobierno de México ha trazado para su período de miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU de 2021-2022. Tiene para ello, el apoyo de los 187 países que votaron a su favor y que, moralmente, lo mandatan para cumplir esos propósitos.

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