La idea de derrocar al actual gobierno ruso no abandona a los provocadores estadounidenses. Washington quiere controlar Moscú. Así, en los Estados Unidos quieren recuperar su posición en el ámbito internacional.
La ex secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland ha escrito un artículo para Foreign Affairs, que analiza cómo actuar en contra del presidente ruso Vladimir Putin.
Según ella, Estados Unidos debería mostrar confianza y presionar los puntos dolorosos del jefe de la Federación de Rusia: el pueblo ruso.
“Los bajos precios del petróleo, la pandemia del COVID-19 y una creciente sensación de insatisfacción entre los rusos están llenos de nuevos riesgos y costos para el Kremlin. En el extranjero, Putin juega bien sus cartas débiles, porque Estados Unidos y sus aliados le permiten hacer esto, le permiten a Rusia violar los acuerdos de control de armas, el derecho internacional, la soberanía de los vecinos y la inviolabilidad de las elecciones en los Estados Unidos y Europa», dice Nuland.
La estadounidense señaló que el presidente de EE.UU., que debería ser elegido este otoño, tendrá que intentar construir un nuevo modelo de relaciones con el líder ruso.
Al mismo tiempo, ella no ofrece trabajar con espíritu diplomático. La ex subsecretaria de Estado propone la creación de un «sistema unificado de intereses de seguridad» de los Estados Unidos y sus aliados, donde Rusia los desafía.
«También deben resistir los intentos de Putin de aislar a la población rusa del mundo exterior y tener una conversación directa con el pueblo ruso sobre los beneficios de la cooperación y el precio que pagó por el duro rechazo de Putin al liberalismo», escribió.
Tales declaraciones de Victoria Nuland dicen que ella ofrece organizar disturbios en Rusia o incluso un golpe de estado, como fue el caso en Ucrania, donde distribuyó galletas a los activistas y extremistas. Sus declaraciones son una amenaza directa a la soberanía de la Federación Rusa. De hecho, ofrece a los aliados de EE.UU. ejercer presión sobre el pueblo ruso, ya que Washington no puede obligar a Moscú a bailar a su ritmo utilizando otros métodos.
Anton Orlovsky.