Protestas en Estados Unidos ; rebeliones contra el capitalismo neoliberal


Las multitudinarias manifestaciones registradas en Estados Unidos, más que protestas, constituyen rebeliones de base contra el capitalismo neoliberal y la supremacía blanca, considera el analista del Instituto para Estudios de Política (IPS) Nefta Freeman.

En entrevista con Prensa Latina a través de correo electrónico, el también organizador de eventos en la institución con sede en Washington D.C., se refirió a las diferencias que tienen las actuales manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial con las ocurridas en otros momentos de la historia norteamericana.

De acuerdo con Freeman, si bien los medios de comunicación estadounidenses y la clase dominante no quieren que se establezcan las conexiones, no debe perderse de vista que la reacción espontánea a los asesinatos de los afronorteamericanos Breonna Taylor, George Floyd y Tony McDade a manos de la policía se combinan con las frustraciones por la respuesta inepta del país a la pandemia de la Covid-19.

La represión policial y el abandono criminal del derecho humano de las personas a la atención médica representan la violencia estructural contra miles de personas, ancianos y trabajadores, que mueren innecesariamente todos los días por la negligencia capitalista, sostuvo.

El analista recordó que lo más parecido en la historia reciente del país a las manifestaciones que se viven ahora fueron las desatadas en 1992 en respuesta a los veredictos en el caso de la brutal golpiza del hombre negro Rodney King por parte de la policía de la ciudad de Los Ángeles, California.

Sin embargo, rememoró, esas rebeliones se limitaron a la mencionada urbe, mientras que hoy tienen lugar en todo el país y se registran expresiones internacionales de solidaridad en todo el mundo.

Agregó que las movilizaciones actuales, las cuales ganaron fuerza tras el asesinato de Floyd el 25 de mayo pasado en Minneapolis, Minnesota, también son más intensas y han recibido más apoyo internacional que las ocurridas en 2014 luego del asesinato del adolescente Michael Brown en Ferguson, Missouri.

Pese a ver diferencias significativas entre las protestas presentes y las de otros momentos, el analista apuntó que sí existe una similitud en los métodos que la clase dominante capitalista está usando para calmar a la gente.

A través de los medios de comunicación y de una empatía pública falsa, intentan evadir el cumplimiento de cualquier demanda sustancial. El mandato de los políticos es redirigir la energía de la gente lejos de la transformación radical que se necesita en Estados Unidos, estimó.

El analista del IPS señaló que como todo cuanto se registra ahora en la nación norteña surge de la espontaneidad, y no es un movimiento consolidado de conciencia de izquierda, la clase dominante puede tener éxito en sus intentos de aplacar la situación.

Desde su punto de vista, más allá de la magnitud de las manifestaciones que se viven, las protestas por sí solas no son suficientes.

‘Los más oprimidos por el capitalismo racial que es inherente a Estados Unidos deben pasar de movilizaciones masivas y temporales a una organización masiva permanente’.

Esta es la única forma, añadió, de aprovechar los pocos recursos que tenemos, y también de consolidar demandas coherentes unificadas que trasladan el poder de la clase dominante a las manos de los no blancos de la clase trabajadora.

Freeman estimó necesario, además, que los sindicatos forjen un frente unido que esté separado de las formaciones históricas como la AFL-CIO, y que se adopte un genuino internacionalismo.

Como decimos en la Alianza Negra para la Paz (una organización que se describe como opuesta a la guerra y antiimperialista), no puede haber una discusión moral o política honesta sobre la eliminación del aparato represivo -la policía- sin demandar que se quiten los fondos a la policía global de Estados Unidos, el Pentágono, manifestó.

No se puede decir que los ciudadanos estadounidenses merecen estar seguros y, al mismo tiempo, hacer la vista gorda ante el terror militar e intervencionista de Estados Unidos en otros países. Eso sería hipócrita y una oportunidad perdida para exponer la interdependencia del imperialismo con el capitalismo, apuntó.

En esa misma línea, Freeman dijo que el papel de la policía militarizada en territorio estadounidense y el del Ejército norteamericano en el extranjero es esencialmente el mismo, hacer cumplir el capitalismo, la supremacía blanca y el patriarcado de Estados Unidos. ‘La única diferencia es que uno opera en el país y el otro en el extranjero’.

Frente las protestas a favor de la justicia racial, el presidente estadounidense, el republicano Donald Trump, ha tenido una postura muy criticada por su tono divisivo, sus amenazas de desplegar a los militares en las calles para controlar a los manifestantes y la forma en que ignora la mayoría de las demandas.

Ante la pregunta de cómo perciben los norteamericanos esa respuesta de Trump y cómo el tema podría influir en los comicios de noviembre venidero, cuando el gobernante buscará su reelección, Freeman respondió que debe tener cuidado en no hablar por todos los estadounidenses, porque la población está muy dividida y es compleja desde el punto de vista político.

Sin embargo, señaló que los índices de aprobación de Trump disminuyen y que su forma ególatra de manejar tanto la pandemia como las protestas ha demostrado que es incompetente.

Consideró que eso tendrá un efecto en los resultados de las elecciones, ‘pero debemos recordar que no importa quién sea el presidente de Estados Unidos, si es del Partido Republicano o Demócrata, su mandato será el del capitalismo supremacista blanco y el imperialismo’.

En ese sentido, alertó que el virtual candidato demócrata a los comicios, el exvicepresidente Joe Biden, fue uno de los principales arquitectos de la controvertida Ley de Control de Delitos Violentos de 1994, la cual contribuyó al encarcelamiento masivo a través de la represión policial.

Además, el analista sostuvo que Biden ha cometido un gran error al tratar de utilizar la causa de los negros en Estados Unidos para aumentar su apoyo electoral, y todo eso, añadió, hace que sea muy difícil predecir quién ganará la presidencia de Estados Unidos.

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