Reino Unido, entre el Brexit y la pandemia del coronavirus


El Reino Unido confirmó sus primeros casos de Covid-19 el 31 de enero, día que abandonó la Unión Europea (UE), y comenzó el conteo regresivo de 11 meses para que ambas partes fijen los términos de su futura relación comercial post-Brexit.

Pero lejos de lo que muchos pensaron, la pandemia, que además de cobrarse decenas de miles de vidas a ambos lados del canal de La Mancha, infligió un golpe devastador a la economía mundial, no detuvo el inicio de las pláticas entre Londres y Bruselas.

Ante la imposibilidad de viajar de una ciudad a otra, los negociadores echaron mano a la tecnología, y videoconferencias mediante, comenzaron las rondas de conversaciones, que según algunos analistas, se antojan ahora más urgentes que nunca.

El Reino Unido y la UE pasarán el año próximo tratando de reacomodar sus economías, y lo mejor para ellos sería hacerlo conociendo de antemano cuales serán los acuerdos comerciales bilaterales a mediano plazo, opinó, por ejemplo, James Forsyth en The Spectator.

El objetivo de las negociaciones es firmar un acuerdo de libre comercio antes del 31 de diciembre próximo, fecha en que expira la transición post-Brexit, pero transcurridas cuatro rondas, hay muy pocos indicios de que saldrá humo blanco, pues ambas partes se culpan mutuamente de los escasos avances logrados hasta el momento.

Los avances siguen siendo limitados, pero nuestras conversaciones han tenido un tono positivo, aseguró el jefe negociador británico, David Frost, tras alertar que se está a punto de llegar al límite de los que se puede lograr a través del actual formato remoto.

El funcionario acotó que si se desea avanzar para tener al menos un borrador del acuerdo de libre comercio antes del próximo 30 de junio, habrá que intensificar y acelerar el trabajo.

A tono con la intransigencia mostrada hasta el momento por el primer ministro Boris Johnson respecto a la posibilidad de extender el periodo de transición más allá de diciembre, Frost recalcó, no obstante, que cualquier eventual pacto tendrá que incluir la posición ya esclarecida por el Reino Unido respecto a las competencias legales equitativas, la pesca y otros temas ‘difíciles’.

Desde Bruselas, su contraparte europea en la mesa de negociaciones, Michel Barnier, no fue menos beligerante a la hora de culpar a Londres por el retraso.

En la rueda prensa casi simultánea desde Bruselas, el negociador europeo comentó que al parecer el Reino Unido no comprende los términos del Tratado de Retirada firmado por ambas partes en octubre de 2019, y que se concretó el 31 de enero pasado.

Este documento está en todos los idiomas, incluido el inglés, ironizó Barnier, quien recordó que el texto que fija los términos del divorcio fue rubricado por Johnson y los líderes de los 27 países del bloque.

Ante el aparente estancamiento de las negociaciones, los expertos del tanque pensante Best for Britain (Lo mejor para Gran Bretaña) se apresuraron en advertir que si el Reino Unido abandona la UE sin un acuerdo comercial a finales de año, los sectores manufacturero, bancario, financiero y de los seguros sufrirían el doble impacto del Brexit y de la pandemia.

La directora de la Confederación de la Industria Británica, Carolyn Fairbairn, también cree que la economía local, muy afectada por la crisis provocada por la Covid-19, no soportaría el golpe adicional de tener que comerciar con su contraparte europea sin la seguridad de un pacto.

La resiliencia de las empresas británicas está por el piso, y las compañías que represento no tienen tiempo ahora para prepararse para un Brexit sin acuerdo, aseguró la empresaria a la BBC.

¿LUZ AL FINAL DE TUNEL?

Pero al parecer, no todo está perdido aún, pues según trascendió en Londres, los principales jefes de la UE, léase la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el titular de la Eurocámara, David Sassoli, y Barnier, por supuesto, se reunirán con Johnson vía teleconferencia el lunes 15 de junio, para tratar de destrabar las negociaciones.

El encuentro virtual sería crucial de cara a la cumbre bilateral prevista para finales de mes, cuando se cumple el plazo dado por el gobierno británico para tener un borrador del acuerdo de libre comercio.

De haber arreglo, será mejor que en esa reunión se comiencen a delinear los contornos del mismo, porque de lo contrario, ambas partes tendrán que decidir si no es mejor ocupar el tiempo que resta hasta diciembre en prepararse para comerciar en los términos de la Organización Mundial del Comercio, que perderlo en conversaciones baldías, opinó Forsyth.

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