El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pide a los miembros de la ALBA que intenten desarrollar su propia vacuna contra la enfermedad COVID-19.
“Una propuesta que considero esencial, vital, y la pongo sobre la mesa para su implementación inmediata por parte de nuestros organismos rectores de la salud es (desarrollar) la vacuna ALBA contra el coronavirus”, ha declarado el miércoles el mandatario venezolano.
Durante una conferencia virtual de alto nivel de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) sobre la economía pospandemia, el mandatario del país bolivariano expresó que la prioridad del bloque ahora debe ser el desarrollo y prueba de la mencionada vacuna.
Asimismo, destacó que, para lograr tal objetivo, es necesario tener alianza con la Organización Mundial de la Salud (OMS), China, Rusia y las universidades que las están produciendo. También llamó a crear un Consejo Económico-Político para debatir propuestas a fin de frenar el brote del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19.
“Para que, una vez se garantice la seguridad de la vacuna contra el coronavirus podamos tener acceso a ella de inmediato y podamos distribuir millones de vacunas a todos los pueblos de ALBA”, dijo Maduro.
Además, indicó que se ha gestionado el envío de médicos cubanos, a través de ALBA a los países miembros para el tratamiento de los infectados, por lo tanto, según las palabras de Maduro, todos los miembros de la Alianza han podido mantener su estabilidad en plena pandemia de la COVID-19.
Sin embargo, reveló el jefe de Estado venezolano, la única nación caribeña que se ha visto en graves aprietos ante el virus mortal es Santa Lucía, por haberse retirado de la Alianza.
Solo un poco después de las declaraciones de Maduro, su homólogo nicaragüense, Daniel Ortega, manifestó su apoyo a la propuesta del presidente chavista, diciendo: “Vamos a la búsqueda de la vacuna”.
Venezuela, Nicaragua y Cuba son países que, hace años, están bajo las medidas coercitivas y amenazas de Estados Unidos, medidas unilaterales e ilegales que solo fomentan el terrorismo económico en esos países.
Ante tal coyuntura, los países de la ALBA-TCP han condenado, en reiteradas ocasiones, las medidas restrictivas ilegales de Washington y denunciado que esa política de coerción va en contra de la Carta de las Naciones Unidas.