La pandemia de la Covid-19 y las masivas protestas erosionan hoy el nivel de aprobación y de respaldo que recibe el presidente estadounidense, Donald Trump, quien ve cómo se complica su camino hacia la reelección.
El coronavirus SARS-Cov-2 ya representaba un gran desafío para el mandatario republicano, sobre todo desde que Estados Unidos se convirtió en el país más golpeado a nivel mundial, una condición que mantiene todavía con más de dos millones de contagiados y 114 mil decesos.
La respuesta dada por el jefe de la Casa Blanca a la crisis sanitaria ha sido objeto de muchas críticas, dado que, entre otras cuestiones, minimizó la magnitud de la crisis, hizo continuos comentarios polémicos que incluyeron la sugerencia de tratamientos sin mérito científico, y ha puesto más énfasis en la reapertura económica que en los riesgos para la salud.
Por sí solas, la pandemia y sus consecuencias sobre la economía norteamericana amenazaban con hacer más escabroso el recorrido del gobernante republicano hacia los comicos del 3 de noviembre próximo, cuando debe enfrentar en las urnas al exvicepresidente demócrata Joe Biden, virtual candidato de la formación azul.
Sin embargo, a ese panorama ya complejo se le sumaron desde hace poco más de dos semanas multitudinarias protestas contra la brutalidad policial y el racismo, desencadenadas por el asesinato del afronorteamericano George Floyd el pasado 25 de mayo en Minneapolis a manos de la policía.
Más de 70 ciudades han sido escenario de las movilizaciones, las cuales son vistas como una expresión de la indignación acumulada durante décadas a causa de la falta de justicia racial en el país.
La reacción del jefe de Estado ante estas manifestaciones provocó numerosas condenas, ya que se ha enfocado en pedir a los gobernadores que sean duros con los participantes y en amenazar con desplegar al Ejército en las calles, mientras evita hablar del racismo sistémico en la sociedad norteamericana.
Sus comentarios de que los militares podrían salir a enfrentar las protestas provocaron las críticas, incluso, de políticos de su propio partido, lo cual también sucedió ayer cuando publicó un tuit en el que promovió una teoría conspirativa sobre un manifestante empujado por la policía en Buffalo, Nueva York.
De acuerdo con estimaciones del sitio de periodismo de datos FiveThirtyEight, Trump presenta actualmente un 41,1 por ciento de aprobación entre los votantes registrados o probables, frente a un 54,8 por ciento de desaprobación.
Esos datos le dan al mandatario un índice negativo de 13,2 puntos porcentuales, mucho peor que los 6,7 puntos negativos que registraba el 15 de abril.
A ello se une que varias nuevas encuestas arrojan una importante ventaja para Biden en la intención de voto a nivel nacional, lo cual coloca al exvicemandatario con un respaldo de 49,6 por ciento en el promedio de encuestas del portal digital RealClearPolitics, frente a un 41,6 por ciento de Trump.
El diario The New York Times indicó al respecto que el virtual nominado demócrata aparece en una posición más fuerte para derrocar a un presidente en el cargo que la mostrada por cualquier otro retador desde Bill Clinton en el verano de 1992.
A decir del periódico, la erosión en el apoyo a Trump ha sido bastante amplia, al abarcar prácticamente todos los grupos demográficos, pero en un contexto a más largo plazo, la debilidad del presidente es más marcada en un aspecto: su déficit entre las mujeres.
El mandatario republicano tiene una superioridad de seis por ciento sobre Biden entre los hombres, similar a la que mostraba en 2016, cuando venció a la excandidata demócrata Hillary Clinton; pero entre las mujeres el exvicepresidente lo sobrepasa en un 25 por ciento, mucho más que la diferencia de 14 por ciento de Clinton sobre Trump hace cuatro años.
De igual modo, en las encuestas más reciente, la ventaja del presidente entre los votantes blancos sin títulos universitarios se redujo a un 21 por ciento, en comparación con la superioridad de 31 por ciento que mostraba en marzo y abril.
Al analizar esta pérdida de apoyo registrada por Trump, la publicación The Hill señáló que la retórica del mandatario ha estado fuera de sintonía con la indignación de los estadounidenses a raíz del tratamiento dado por la policía a Floyd.
Ese medio señaló que el presidente ha tenido problemas para ofrecer un mensaje unificador o coherente a medida que el país se ha visto sacudido por los llamados al cambio. En lugar de eso, ha publicado tuits incendiarios que denigran a los manifestantes mientras profundizan su compromiso con la policía.
Los comicios presidenciales todavía están a casi cinco meses de distancia, y el mandatario republicano podría ganar terreno en ese tiempo, sobre todo en dependencia de cómo marche la economía, la fidelidad de su base, y de la capacidad que tenga o no Biden para unificar a los demócratas y entusiasmar a los independientes.
Pero, de momento, el panorama para él se observa adverso, incluso más complicado que a principios del año, cuando enfrentó un juicio político en el Congreso en busca de su destitución.