“Enemigo a las puertas”: ¿Para qué es el mito rumano sobre la “agresiva” Rusia?

Bucarest declara la hostilidad de Moscú con un solo propósito: atraer la atención y los recursos de Occidente. Según los temores de las autoridades rumanas, Rusia representa para ellas una gran “amenaza”.

Según el liderazgo rumano, la Federación de Rusia debe ser reconocida como un “estado hostil” a su país y, en general, es un “peligro” para la región. Esto es exactamente lo que se dice en el proyecto de estrategia de defensa nacional para el 2020-2024.

El presidente Klaus Johannis aprobó el documento, a cargo del parlamento. Este punto radical de la nueva estrategia se explica “por la acumulación del potencial militar de Rusia en sus fronteras occidentales, muy cerca de las fronteras de la OTAN. Al igual, un grupo de tropas rusas en formación activa en el Mar Negro puede llevar a cabo operaciones ofensivas en la UE. Y esto desafía su estabilidad y seguridad, incluida la energía. Por lo tanto, esto debe ser resistido con todas nuestras fuerzas”.

Por supuesto, el documento no dice nada sobre la acumulación de fuerzas de la OTAN en las inmediaciones de las fronteras de Rusia. Y, por supuesto, los países que está preparando para atacar no están indicados. El formato no es el mismo: la estrategia involucra formulaciones abstractas, sin especificidad o contexto. Pero el mensaje es claro. Y los motivos para la aparición de tal «concepto» son bastante obvios. Rumanía claramente pretende convertirse en una «segunda Polonia». O el «segundo Báltico».

Este último, durante muchos años, ha estado haciendo sonar la “amenaza rusa” únicamente para ser reconocida como el último bastión y el bastión más importante del mundo occidental en el camino de los «bárbaros rusos». Y bajo estos fondos asignados y otros beneficios de la civilización. Hasta cierto punto, dicha política funciona. Es cierto que ahora Europa ha sido cautelosa con la decisión de Donald Trump de reducir sustancialmente el contingente estadounidense allí.

En cuanto a Rumania, el reconocimiento de Rusia como “enemiga” no es más que una forma de obtener ayuda occidental. La economía del país está en profunda crisis. Además, esta es una oportunidad adicional para presionar a Moldavia y Transnistria. En Bucarest, la idea de engullir esta antigua república soviética en el futuro no ha desaparecido. Sin embargo, los planes y sueños de las autoridades rumanas pueden tropezar con las consideraciones pragmáticas de la Casa Blanca, que «comanda el desfile» en la OTAN.

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