Nord Stream 2, una empresa conjunta de ductos entre Rusia y cinco empresas europeas, transportará hasta 1.942 billones de pies cúbicos de gas anualmente desde Rusia a Alemania a través de aguas territoriales en zonas económicas exclusivas de Dinamarca, Finlandia, Alemania, Suecia. Estados Unidos se opone al proyecto, alegando que la influencia económica de Rusia en Europa puede aumentar.
La administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, planea ampliar las sanciones contra el proyecto Nord Stream 2 de Rusia, informó Bloomberg, citando un borrador de la legislación que afirma haber obtenido. Según el medio, un grupo bipartidista de senadores estadounidenses tiene la intención de presentar un proyecto de ley que apunte a las compañías de seguros que trabajan con buques de colocación de tuberías rusos en el proyecto.
El senador republicano Ted Cruz, uno de los autores de la legislación propuesta, dijo que el proyecto de Moscú plantea «una amenaza crítica para la seguridad nacional de Estados Unidos y no debe completarse», informó Bloomberg, y agregó que Cruz alegó que el presidente ruso Vladimir Putin estaba tratando de evitar un ronda previa de sanciones que Washington impuso a Rusia.
La senadora demócrata Jeanne Shaheen afirmó que la empresa «amenaza a Ucrania, la independencia energética de Europa y le da a Rusia una oportunidad para explotar» aliados de Estados Unidos. «El Congreso debe tomar una vez más la acción decisiva y ponerse en el camino de este oleoducto», dijo Shaheen citando a Bloomberg.
El año pasado, Rusia dijo que las sanciones de Estados Unidos no descarrilarían el proyecto. Moscú ha dicho repetidamente que considera las sanciones de Washington como una manifestación de competencia desleal y señaló que las acciones violan el derecho internacional.
El gasoducto Nord Stream 2 está destinado a entregar gas ruso a Alemania bajo el Mar Báltico a través de aguas territoriales de cinco países europeos, Dinamarca, Finlandia, Alemania y Suecia. Estados Unidos ha pedido desde hace tiempo a los países europeos que compren sus productos de gas natural licuado, y se ha opuesto al oleoducto, diciendo que al completarlo, el Kremlin aumentaría la influencia política sobre Europa. Los miembros clave del proyecto, incluido Berlín, la potencia económica de Europa, insisten en que la tubería es de naturaleza puramente económica.