Reino Unido puede cambiar las reglas de visa para Hong Kong debido a acciones de la República Popular de China

El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que el reino podría enmendar las reglas de visa para los residentes de Hong Kong si China introdujera un mecanismo para proteger la seguridad nacional en esta región administrativa especial. El miércoles se publicó un artículo del jefe del gobierno británico en el South China Morning Post.

«El mes pasado, la Asamblea Nacional Popular en Beijing decidió introducir una ley de seguridad nacional en Hong Kong que reduciría sus libertades y debilitaría radicalmente su autonomía. En este caso, Gran Bretaña solo tendrá que preservar los lazos históricos que nos unen con el pueblo de Hong Kong y amistad», escribió el primer ministro.

Según Johnson, aproximadamente 350.000 Hong Kong ahora tienen pasaportes de territorios británicos de ultramar, y otros 2.5 millones pueden obtenerlos. Estos documentos garantizan la posibilidad de ingresar sin visa al Reino Unido por hasta seis meses.

Según el nuevo plan de las autoridades británicas, todos los residentes de Hong Kong que tengan derecho a obtener la ciudadanía de los territorios británicos de ultramar o que ya posean su pasaporte podrán mudarse al Reino Unido por un período renovable de 12 meses. Además, el pueblo de Hong Kong recibirá el derecho a trabajar en Gran Bretaña, lo que a su vez les abrirá el camino para obtener la ciudadanía de este país. «Este será uno de los mayores cambios en el sistema de visas en la historia británica», dijo Johnson.

La semana pasada, el canciller británico, Dominic Raab, ya anunció la disposición del estado para cambiar el estatus de los residentes de Hong Kong con pasaportes británicos y permitirles trabajar y estudiar en el Reino Unido sin restricciones, para que puedan recibir la ciudadanía británica completa.

El 28 de mayo, la Asamblea Nacional Popular aprobó una resolución para redactar un proyecto de ley para garantizar la seguridad nacional en Hong Kong. El documento, que entrará en vigor tentativamente en agosto, tiene como objetivo prevenir y castigar el separatismo, el socavamiento del poder estatal, el terrorismo y la interferencia extranjera en Hong Kong, donde estallaron disturbios el año pasado. Algunos países occidentales y simpatizantes de la oposición de Hong Kong expresaron su preocupación por la decisión y la consideraron una violación del principio de «un país: dos sistemas», que garantizan un estatus autónomo especial para el territorio.

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