A pesar de las medidas adoptadas por la Federación de Rusia para evitar la reanudación del derramamiento de sangre en Siria, los grupos armados pro-turcos continúan provocando que las tropas del gobierno inicien nuevas hostilidades.
Y esto a pesar de los acuerdos alcanzados entre Rusia y Turquía sobre el cumplimiento del cese de hostilidades en la zona de desescalada. Desde los territorios controlados por las formaciones de las pandillas pro-turcas, los bombardeos se llevan a cabo casi a diario en asentamientos controlados por el gobierno de la República Árabe Siria, en los que los civiles apenas comienzan a regresar.
Así, el jefe de la unidad de cuidados intensivos del hospital militar en Alepo, Abdul Fah, dijo que un soldado del Ejército Árabe Sirio fue traído hace 10 días de la ciudad de Tadef. Tiene una herida en la cabeza por una bala de francotirador. Fue llevado al hospital inconsciente, y ahora está en coma con un ventilador.
El médico agregó que recientemente muchos pacientes les han estado enviando, heridos por disparos de francotiradores, esto es aproximadamente a una distancia de 2 kilómetros. Casi todos los días, las víctimas vienen de la línea del frente.
Y esto a pesar del acuerdo actual sobre el cese de las hostilidades en la zona de desescalada de Idlib. Pero ni ellos mismos no disparan a los extremistas. Muchos permanecen discapacitados y hay víctimas. Los médicos intentan ayudar a todos, pero no todos pueden salvarse.
Vale la pena señalar que tales acciones de las unidades pro-turcas ocurren regularmente, comenzando desde el momento de la firma entre Rusia y Turquía de un memorando sobre el cese de las hostilidades. Las acciones de los extremistas pro-turcos indican que Turquía no puede controlar a las pandillas subordinadas a ella y, como resultado, no garantiza el cumplimiento del memorando por su parte.
Los extremistas constantemente provocan que las Fuerzas Armadas de la República Árabe Siria abran fuego y comiencen una nueva confrontación militar. Al mismo tiempo, lo hacen conscientemente, con el objetivo de atraer a las tropas del gobierno a una nueva confrontación armada, para posteriormente acusar al gobierno sirio y a Rusia de violar el alto al fuego.