El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tiene la intención de firmar un decreto ejecutivo el 28 de mayo, que regula las actividades de las redes sociales en el país. Esto fue anunciado el jueves por The Washington Post.
Según sus fuentes, este decreto «está destinado a presionar a los reguladores federales a repensar» la sección 230 de la ley de ética de las comunicaciones. Según la publicación, esta ley exime significativamente a las empresas de tecnología de la responsabilidad por comentarios, videos y otro contenido dejado por los usuarios.
El miércoles, Trump amenazó públicamente con adoptar una regulación más estricta de las redes sociales en los Estados Unidos si continúan «ahogando las voces de los conservadores». Hizo esta declaración después de que una de sus publicaciones en Twitter fue marcada con un letrero especial que advierte a los lectores que la información contenida en la grabación puede ser falsa y requiere verificación adicional. Por lo tanto, la red social respondió a las declaraciones del presidente de que los demócratas, al enviar boletas de votación por correo a los residentes de varios estados en las próximas elecciones presidenciales de noviembre, de intentar crear condiciones para el fraude.
Según las fuentes de The Washington Post, el proyecto de decreto sugiere que las quejas sobre el sesgo político de las redes sociales serán atendidas por la Comisión Federal de Comercio. Este organismo tendrá instrucciones de «estudiar las reglas de conducta establecidas por las empresas con miras a su neutralidad». Además, el decreto contendrá una disposición sobre la necesidad de que las agencias federales revisen el costo de la publicidad en las redes sociales.
El 23 de mayo, The Wall Street Journal informó que la administración Trump está explorando la posibilidad de formar una comisión que identificará casos de bloqueo injustificado de materiales en apoyo de los valores tradicionales en las redes sociales. Según sus fuentes, esto se debe al hecho de que la Casa Blanca está preocupada por el «sesgo de izquierda» de las empresas de tecnología.