En medio del brote del nuevo coronavirus, los más de dos mil fallecidos en 60 días de cuarentena en Perú han ocasionado el colapso de las morgues del país.
En Perú, las morgues de los hospitales peruanos han rebasado su capacidad y la situación es más que preocupante. En el hospital regional de Loreto, los cadáveres de pacientes COVID-19 son empaquetados y apilados uno sobre otros.
Situación similar se aprecia en las carpas del hospital Loayza de la ciudad de Lima (capital). En el patio del hospital Hipólito Unanue, los cadáveres permanecen sobre camillas.
La crisis de salud por COVID-19 en Perú es incontrolable. Sólo en Lima existen 3 empresas que brindan servicio de cremación y cada una realiza 8 cremaciones al día. Esto ocasiona que el tiempo de espera para recoger los cadáveres aumente y también el temor de los trabajadores de la salud por contraer el virus.
Los enfermos de gravedad tampoco encuentran lugar en los hospitales. Unas imágenes de área de emergencia del emblemático hospital del seguro social Edgardo Rebagliati muestran a los pacientes en los pasadizos, sobre silla de ruedas y conectados a balones de oxígeno ante la falta de respiradores mecánicos.
La otra cara de la moneda ocurre al interior del hospital Dos de Mayo. En un vídeo, grabado en la unidad de cuidados intensivos, se muestra al menos 40 camas siendo utilizadas como escritorios mientras que los pacientes se recuperan en sillas en el patio del nosocomio. En este hospital tampoco hay espacio para los cadáveres.
Las municipalidades y los gobiernos regionales de distintas localidades de Perú vienen coordinando la construcción de cementerios y fosas comunes para la inhumación de víctimas de la COVID-19. En varias de estas localidades, los pobladores se han mostrado en contra de la medida, lo que ha ocasionado enfrentamientos muy violentos con la policía.