Con la biotecnología de la era de Castro, Cuba busca competir en la carrera de tratamiento del coronavirus


La Cuba comunista, que trabaja bajo un embargo estadounidense de seis décadas, apuesta a que un sector biotecnológico iniciado por el difunto líder revolucionario Fidel Castro puede darle a la isla caribeña una ventaja en una carrera global para encontrar tratamientos efectivos para el nuevo coronavirus.

Cuba está promocionando especialmente un interferón que produce, un agente antiviral de hace décadas que estimula el sistema inmunológico.

La nación isleña dice que ha tenido éxito en el tratamiento del nuevo coronavirus en casa y en China, y que 80 países ya han expresado su interés en comprar su interferón alfa 2b.

El gobierno espera que su interferón y otros tratamientos que está desarrollando proporcionen un impulso a su economía en dificultades.

«Tenemos buenos productos como interferón alfa 2b que estamos exportando y que abren posibilidades», dijo el ministro de Comercio, Rodrigo Malmierca, durante una reciente mesa redonda televisada.

El interferon se ha utilizado durante mucho tiempo a nivel internacional para tratar el dengue, el cáncer y las hepatitis B y C. Los estudios realizados durante la epidemia de SARS en 2003 sugirieron que los interferones también podrían ser útiles contra los coronavirus.

La Habana ha promovido que China, donde surgió la pandemia el año pasado, incluyó el interferón en sus pautas de tratamiento para COVID-19, la enfermedad causada por el virus. Uno de los interferones que usó es producido por una empresa conjunta cubano-china Changheber, dijeron las autoridades cubanas.

Los críticos han acusado a Cuba de abogar por un tratamiento no comprobado para COVID-19, así como de ocultar originalmente el hecho de que otros países también producen interferón alfa 2b.

El interferón,puede causar efectos secundarios graves cuando se administran en sus formas habituales (inyecciones o infusiones), algunos de los cuales pueden reflejar los síntomas de COVID-19, como fiebre y dificultad para respirar.

Cuba, sin embargo, dice que ha tratado a casi todos sus pacientes con inyecciones de interferón y acredita el medicamento por ayudarlo a lograr una tasa de mortalidad más baja entre sus 1.804 casos confirmados de COVID-19: 4.1% frente a un promedio de 5.9% para el resto del Américas

También ha marcado un ensayo en el hospital Taihe en la provincia china de Hubei en el apogeo de su brote que sugiere que nuevas formas de administrar interferón pueden ayudar a contener el virus e incluso prevenir el contagio con menos efectos secundarios.

Ninguno de los casi 3,000 trabajadores de la salud que usaron gotas nasales de interferón se infectaron con el nuevo coronavirus, según un informe de estudio informal revisado por Reuters. Incluyeron más de 500 con alta exposición a pacientes infectados, dijeron los investigadores chinos.

El ensayo utilizó interferón alfa, aunque no específicamente la versión cubana, y los resultados no han sido formalmente revisados ​​por pares ni publicados en revistas médicas confiables.

En un ensayo separado en el hospital de la Unión en Wuhan, China, los pacientes con COVID-19 que inhalaron interferón en una formulación en aerosol tuvieron una mejora más rápida en los síntomas respiratorios y la eliminación del virus de la sangre que los pacientes que no recibieron interferón, según otro informe informal por investigadores chinos, australianos y canadienses.

Se necesitan ensayos controlados aleatorios para corroborar estos hallazgos iniciales y decenas de estudios que involucran interferón están en marcha en todo el mundo.

Cuba no espera esos resultados. Ya está comenzando a usar gotas nasales de interferón para la prevención de infecciones en trabajadores médicos.

INDUSTRIA BIOTECNICA DE FIDEL
El interferón, considerado una droga milagrosa potencial en las décadas de 1970 y 1980, tiene un lugar especial en Cuba.

Castro, cuya revolución de 1959 priorizó la salud y la educación y que a menudo se interesaba mucho por los desarrollos científicos, envió científicos cubanos al extranjero para estudiar su producción.

Rápidamente descubrieron cómo fabricarlo en casa y el medicamento se usó con éxito durante un brote de dengue hemorrágico en 1981. Fue entonces cuando el sector biofarmacéutico de Cuba comenzó a crecer en serio a pesar de los obstáculos planteados por el embargo comercial de Estados Unidos.

Ahora produce la mayoría de los medicamentos utilizados en Cuba, así como más de 300 productos para exportar a más de 50 países, incluida una vacuna terapéutica para el cáncer de pulmón llamada CIMAvax.

Ahora hay 21 centros de investigación y 32 empresas que emplean a unas 20,000 personas bajo el paraguas de la estatal BioCubaFarma.

Las exportaciones de medicamentos generaron $ 442 millones en 2016, según los últimos datos oficiales disponibles, superando los ingresos por exportaciones de azúcar, ron o tabaco.

Los partidarios del éxito de Cuba dicen que refuta la idea de que la competencia de libre mercado es necesaria para la innovación farmacéutica y biotecnológica. Los escépticos se preguntan si la industria financiada principalmente por el estado es realmente rentable y si puede prosperar dados los problemas de efectivo de Cuba.

Cuba no ha podido producir suficientes medicamentos para satisfacer plenamente la demanda interna en los últimos años bajo estrictas medidas de austeridad.

Pero la pandemia puede presentar una oportunidad única para el sector de pulir su reputación y generar divisas.

El presidente de BioCubaFarma, Eduardo Martínez, hizo una presentación la semana pasada sobre una serie de medicamentos que Cuba está probando y desarrollando para fortalecer el sistema inmunológico contra COVID-19, prevenir el empeoramiento de los síntomas y ayudar a los pacientes a recuperarse.

Está desarrollando su propia versión de Kaletra de AbbVie (ABBV.N), una terapia contra el VIH que se está probando en combinación con otras drogas, incluido el interferón, contra COVID-19.

Martínez dijo que los esfuerzos de Cuba estaban generando interés en el extranjero y anticipa una gran demanda.

«Estamos creando las condiciones para introducir (estos medicamentos) a nivel industrial y aumentar su producción», dijo

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