La resolución 2231 respaldó completamente el acuerdo nuclear, conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA). El acuerdo impuso severas limitaciones al programa nuclear iraní a cambio de un levantamiento parcial de las sanciones internacionales contra el país.
El enviado de Estados Unidos a la ONU, Brian Hook, reveló a principios de esta semana que la nación tiene la intención de convencer a otros estados miembros del Consejo de Seguridad de extender la prohibición de la venta de armas convencionales a Irán, que expirará en octubre. El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, dijo el jueves que Washington jugará «todas las cartas de nuestro kit» para asegurarse de que Irán no compre «tanques y vehículos blindados» de Rusia o China. También argumentó que el embargo de armas no está relacionado con los compromisos vinculados al JCPOA.
Estados Unidos se alejó unilateralmente del JCPOA en 2018, mientras acusaba a Irán de violarlo en secreto y citaba una desconfianza más amplia hacia la República Islámica. Teherán negó estas acusaciones, y el organismo de control nuclear mundial, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), confirmó en ese momento que Irán estaba cumpliendo con el acuerdo. La decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de abandonar el JCPOA fue criticada por la UE, Rusia y China, quienes también son signatarios del acuerdo.
Después de que Estados Unidos volvió a imponer sanciones radicales a Irán como parte de su campaña de «máxima presión», Teherán comenzó a reducir gradualmente sus compromisos en virtud del JCPOA, pero no logró abandonar oficialmente el acuerdo. Los funcionarios iraníes han declarado en repetidas ocasiones que volverán a cumplir plenamente el acuerdo si la UE proporciona algún tipo de alivio de las sanciones de Estados Unidos.
La UE ha intentado establecer un mecanismo destinado a eludir las sanciones de Estados Unidos al comercio con Irán, pero los funcionarios iraníes han criticado la respuesta europea como lenta e insuficiente.