El 25 de abril del 2019, la primera y hasta ahora la única reunión entre el presidente ruso Vladimir Putin y el líder de la República Popular y Democrática de Corea, Kim Jong-un se celebró en Vladivostok, Alexander Zhebin, director del Centro de Estudios Coreanos en el Instituto de la Academia de Ciencias de Rusia para el Lejano Oriente, escribió en su artículo publicado por Nezavisimaya Gazeta. Putin subrayó después de la reunión que las conversaciones se habían celebrado en un ambiente constructivo y amigable. Por su parte, Kim reafirmó su determinación de continuar con la política de amistad coreano-rusa y llevar las relaciones bilaterales a un nuevo nivel.
«Muchos comentaristas notaron que el líder norcoreano viajó a Rusia por primera vez en más de siete años después de llegar al poder, y después de haberse reunido con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dos veces. <…> La conclusión ‘lógica’ de estas observaciones fue la afirmación sobre el papel supuestamente ‘marginal’ de Rusia en la resolución del problema nuclear de la península de Corea», subrayó el experto.
«Parece que Occidente no puede entender y soportar el hecho de que Moscú es capaz de ofrecer enfoques mucho más realistas para resolver el problema nuclear en la península de Corea», señaló.
«A juzgar por las acciones prácticas de la diplomacia rusa, Kim Jong-un logró comprender su enfoque para resolver el problema de desnuclearización paso a paso, a través de concesiones mutuamente sincronizadas. Después de la fallida cumbre de Hanoi, donde esta línea de Corea del Norte encontró la idea estadounidense de un «gran problema», en virtud del cual la RPDC primero debe desarmarse por completo y solo entonces esperar que se tengan en cuenta sus preocupaciones, ese apoyo de Moscú fue esencial para Pyongyang», concluyó el experto.