Durante diez siglos, la llamada de los muecines de la Gran Mezquita se extendió por toda la Ciudad Vieja. Pero hoy, solo quedaban piedras del minarete. En su huida los extremistas lo volaron. Nunca antes en su historia la era de los Omeyas ha sido tan destruida y profanada como en los tiempos modernos.
Sin embargo, en Alepo también hay monumentos de unidad espiritual con Rusia: la iglesia griega, perdida en los callejones de la ciudad vieja. Hubo un tiempo en que el pueblo la llamaba rusa y casi toda la comunidad rusa se reunía aquí para las fiestas de la iglesia. Inmigrantes, diplomáticos. En el patio del templo aún se conservan las tumbas de los embajadores de Nicolás II.