Activistas estadounidenses interrumpen el discurso de Elliott Abrams, arquitecto de la crisis en Venezuela, y lo obligan a “huir” de su propio evento.
Los miembros del movimiento de mujeres de Estados Unidos CodePink, presentes en el evento antivenezolano, interrumpieron el martes el discurso que pronunciaba el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliot Abrams, en la escuela de Estudios Internacionales Avanzados Johns Hopkins en Washington.
Mientras subían al estrado donde Abrams presentaba el estado actual de la estrategia de Washington contra el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, los activistas acusaron al representante de EE.UU. de cometer “crímenes de guerra”, promoviendo sanciones contra el país bolivariano. Además, portaban carteles en los que se leía: “Manos fuera de Venezuela”.
En un mensaje dejado la misma jornada en su cuenta en Twitter, CodePink se jactó de haber obligado a Abrams “huir” de su propio evento
Abrams, de acuerdo con el grupo pro derechos humanos, es “un importante arquitecto” de la guerra de Irak y es responsable de la crisis en Venezuela que tuvo que “dejar su propio evento en @SAISHopkins” después de que su conversación fue interrumpida “con preguntas sobre su participación en la crisis humanitaria de fabricación estadounidense en Venezuela”.
https://twitter.com/anyaparampil/status/1237397680634114048
Abrams ha intentado, en reiteradas ocasiones, promover una intervención militar en Venezuela, con el fin de derrocar a Maduro, reelecto en mayo de 2018 con más del 67 % de los votos. Asimismo, ha amenazado constantemente a Caracas con imponer más medidas coercitivas contra la nación.
El Gobierno chavista, a su vez, denuncia que las sanciones y medidas coercitivas unilaterales de EE.UU. “son un crimen” de lesa humanidad directa contra su pueblo, por haber causado grandes daños y sufrimientos económicos para los venezolanos.
Además, asegura que el terrorismo económico que está ejerciendo la Casa Blanca contra el país es un medio para generar la insatisfacción entre la población, para que se rebele contra su propio Gobierno. Una meta que, hasta el momento, no se ha materializado.