La semana pasada, Ankara anunció que no obstaculizaría el flujo de refugiados que huían a Europa debido al conflicto en la provincia siria de Idlib, abriendo la frontera a los migrantes que desean ir a la Unión Europea.
La situación en la ciudad turca de Edirne sigue siendo tensa, ya que numerosos inmigrantes del Medio Oriente intentan cruzar la frontera, ingresando a Grecia después de grandes enfrentamientos en Idlib que sacudieron la región durante las últimas semanas.
Las autoridades turcas llegaron a un acuerdo con Bruselas durante una importante crisis migratoria en 2016, prometiendo sofocar el flujo que llega a los países europeos, mientras que la UE se comprometió a proporcionar fondos para ayudar a Turquía a cuidar a los refugiados. Ankara, sin embargo, criticó repetidamente a los países europeos por no cumplir con las condiciones del acuerdo.