Estados Unidos patrocinó el programa de aspersión de cultivos con glifosato desde inicios de la década del 90 hasta el 2015, cuando Colombia decidió suspenderlo.
La insistencia del Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) en reactivar la fumigación de cultivos ilícitos en Colombia con glifosato, tras el encuentro entre los mandatarios Donald Trump e Iván Duque, respectivamente, en Washington, ha generado intriga entre sectores de la población.
En declaraciones a los medios, Trump aseguró que si no se fumiga, “no vamos a acabar con las drogas en Colombia». Sin embargo, este interés en particular, especialmente los relacionados a la coca, no es nueva.
EE.UU. patrocinó el programa de aspersión de cultivos con glifosato desde inicios de la década del 90 hasta el 2015, cuando Colombia decidió suspenderlo.
¿Será q los únicos q no se dan cuenta de lo q se les viene son el actual gobierno? ¿Realmente creen que las órdenes de Washington a su gobierno @IvanDuque @AlvaroUribeVel no son como las que le dieron a Noriega para luego usar la disculpa del narcotráfico para tomarse el negocio?
— MamaCoca (@MamaCoca) March 3, 2020
En ese período, más de un millón de hectáreas colombianas fueron rociadas con este producto, siendo el único país de Latinoamérica que fumigó con glifosato para erradicar los cultivos ilícitos.
Pero ¿qué hay detrás del interés del Gobierno estadounidense para la fumigación con este químico en Colombia?
Una encuesta realizada por teleSUR, a través de su cuenta en Twitter, arrojó que alrededor de 221 personas, de las 576 que participaron, consideraban que el Gobierno estadounidense busca la generación de ganancias.
Mientras, otro sondeo realizado mostró que unos 166 usuarios desaprueban el uso de glifosato en la erradicación de los cultivos de coca en Colombia
¿Cuál es el interés e insistencia del gobierno de Estados Unidos en que se fumigue los cultivos de coca en #Colombia🇨🇴 con glifosato? #SiNoSeFumiga
— teleSUR TV (@teleSURtv) March 3, 2020
La Corte Constitucional colombiana prohibió en 2015 las aspersiones de cultivos de coca con glifosato, debido a las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre sus posibles efectos cancerígenos.
En junio de 2019, un jurado de EE.UU. consideró que el herbicida contribuyó a enfermar gravemente a un jardinero en el país. Además, en agosto de ese mismo año, un tribunal de San Francisco ordenó pagar una alta suma de dinero a Monsanto, firma productora, por la enfermedad de otro ciudadano estadounidense.
El negocio del glifosato en el mundo sobrepasa los 9 millones de dólares, según analistas de este mercado. Por su parte, una campaña de eliminación forzada de la coca en Colombia o en cualquier país productor, podría hacer que este producto escasee de tal forma, que su precio se multiplique incluso por diez.
Pese a que en 2015 fuera considerada una sustancia «cancerígena probable» y Colombia suspendiera su aspersión, EE.UU. continuó presionando para su uso en ese país y así lograr una «erradicación total y rápida» de los cultivos ilícitos
Duque y los cultivos ilícitos
Desde que asumiera la Presidencia en el 2018, Iván Duque se ha mostrado favorable a reiniciar las aspersiones forzadas, luego de promover una política antidroga que se mueva entre la aspersión aérea con glifosato y el prohibicionismo.
Duque ha instado a la Corte Constitucional a permitir la fumigación, afirmando que Colombia necesita multiplicidad de herramientas para combatir los cultivos ilícitos.
«Este debate no se centra en un herbicida, sino se centra en la disponibilidad de todas las herramientas posibles, bien utilizadas, teniendo un estricto apego a la prevención, a la precaución», aseguró.
¿Funciona la fumigación con glifosato?
El expresidente de Colombia, Juan Manuel Santo, ha expresado que volver a las aspersiones sería un error, pues además de los daños a la salud de las personas, esta estrategia “ya demostró su ineficiencia e ineficacia».
Igualmente, consideró en su momento que la persistencia de Washington para reiniciar estas fumigaciones no cuenta con un interés genuino de erradicar el narcotráfico, ya que lo ideal sería «darles a los campesinos cocaleros alternativas legales viables, no envenenarlos, ni meterlos a la cárcel».