Miles de personas marcharon hoy contra el racismo y los grupos de extrema derecha en la ciudad alemana de Hanau tras el doble tiroteo que dejó un saldo de nueve muertos y cinco heridos.
Los organizadores estimaron unos tres mil los participantes en la manifestación desde la Freiheitsplatz, la Plaza de la Libertad, en el centro de la ciudad donde un alemán de 43 años mató a tiros a nueve personas el pasado miércoles, así como a su propia madre, antes de quitarse la vida.
Desde entonces se ha revelado que el autor tenía una personalidad profundamente racista y estaba mentalmente enfermo, una circunstancia que el gobierno alemán no ha visto como atenuante a la hora de describir el ataque como un acto terrorista de ultraderecha.
Las formaciones políticas de extrema derecha son acusadas de alentar los atentados racistas de este tipo, específicamente, el partido Alternativa para Alemania (AfD), fuerza política abiertamente xenófoba, que experimenta un auge en el entorno político del país.
Esta alianza, cuyos dirigentes critican el arrepentimiento alemán sobre el nazismo, debería estar bajo vigilancia de los servicios de inteligencia, estimó el presidente de la cámara de diputados, Wolfgang Schäuble, en una entrevista para el diario Handelsblatt.
Mientras, el secretario general del partido socialdemócrata SPD, Lars Klingbeil, calificó al AfD de ‘brazo político’ de los individuos más radicalizados del movimiento de extrema derecha y de los que abrazan sus tesis, como el autor de los atentados de Hanau.
Por su parte, el politólogo berlinés Carsten Koschmieder dijo en la cadena pública ARD, que aunque ‘no puede haber una responsabilidad en el sentido penal, está claro que lo que dicen el AfD y algunos de sus responsables políticos contribuye a estos actos’.
El AfD alega que es víctima de una campaña de calumnias y que los atentados fueron el acto de un desequilibrado al que nunca se le debía haber dejado llevar un arma.